lunes, 29 de abril de 2013



Los niños suelen tener su propio ritmo y estilo para aprender. Sin embargo a veces presentan muchas dificultades para hablar o aprender número y letras lo que claramente debe ser evaluado para descartar un posible Trastorno de Aprendizaje (TA).
Esto afecta la forma en que el cerebro procesa la información y por ello el entender algunos conceptos les resulta más difícil.
Los pequeños con Trastorno de Aprendizaje generalmente tienen una inteligencia normal o por encima de de lo normal, pero les cuesta mucho expresar lo que saben. La frustración y enojo en ellos  es latente pues claramente tienen dificultades para aprender ciertas materias los que les acarrea una baja autoestima e incluso podría llegar a una depresión. 




Revista Parentalidad Activa entrevistó a Linda Alarcón Inostroza, Psicopedagoga del Centro de Salud del Niño y Adolescente CESANA para profundizar un poco más acerca de este trastorno que a tantos niños afecta y que a su vez, claramente, angustia a los padres en qué hacer, cómo reaccionar, dónde llevarlos, entre otros.

Como una dificultad específica  del lenguaje, ya sea hablado o escrito, además de afectar en algunos casos  al cálculo matemático y que se presentan en niños con  inteligencia promedio es lo que Linda nos defines como el Trastorno de Aprendizaje.

¿Cuáles son las causas?

Tienen  diferentes orígenes, pero las 3 causas más generales son:
-          Hereditarias: que provienen de sus padres o familiares cercanos.
-          Psicológicos: ya que niños que han tenido un desarrollo intelectual normal en su vida pueden llegar a generar un trastorno de aprendizaje al estar interferidos emocionalmente por hechos de índole traumático o vivencial.
-          Maduracional: Aquí nos referimos a interferencias en proceso de maduración del sistema nervioso central,  específicamente por problemas de desarrollo o de abuso de droga de parte de los padres.

¿Esto sucede desde recién nacido o puede aparecer en niños mayores?

En relación a lo señalado anteriormente, estos trastornos pueden presentarse durante el transcurso del desarrollo de los niños, a partir de la primera infancia, y la más frecuente tiende a iniciarse con los TEL (trastorno expresivo del lenguaje), problemas fonoaudiológicos, dificultades motoras y conductuales, entre otros. Esta situación tiende a generar, a medida que el niño crece y se desarrolla sin recibir el apoyo especializado, trastornos específicos en la lectura, escritura o cálculo matemático, tales como, disgrafia, discalculia, disortografía, dislexia, entre otros.

¿Cómo o qué tratamiento se puede utilizar para mejorarlo?

Lo primero que se recomienda realizar es consultar a los especialistas, cada uno centrado en función de la problemática que el niño presente:
-          Psicopedagoga/o: son las profesionales que se centran en problemas que conlleva el aprendizaje, ya sea un retraso en la adquisición de los procesos instrumentales (lectura, escritura y cálculo) o si presenta alguna dificultad de estos mismos procesos.
-          Psicólogos: abocados principalmente a la evaluación de los aspectos intelectuales, en función de su edad mental y edad cronológica, además del reconocimiento de sus competencias y habilidades particulares de cada niño. Asimismo, se abocan a la evaluación e intervención en casos que se pesquisen alteraciones de tipo emocional que podrían estar afectando su desarrollo de estos procesos instrumentales.
-          Neurólogo y psiquiatra: al ser médicos son los únicos con la facultad de recetar medicamentos que apoyen el proceso terapéutico. Evalúan posibles daños a nivel del sistema nervioso central  o si existiese alguna otra patología grave del desarrollo.

Una vez que  se pesquisa el origen del trastorno se estipula un plan de trabajo, centrado en estrategias de desarrollo específicos, en caso de ser solo un trastorno de aprendizaje (por ejemplo, dislexia),  o se realiza un plan de apoyo multidisciplinario para trabajar el trastorno específico (por ejemplo un TEL), abordando la condición con psicólogo, fonoaudiólogo, educadoras, entre otros.
Cabe mencionar que mientras antes se consulte, el niño tendrá mejores capacidades de poder conocer, comprender y controlar su condición.

¿Existe mejora?



Claro que existen avances y “mejoras”, ya que con el apoyo adecuado y oportuno, estas deficiencias pueden llegar a equilibrarse. Si bien se requiere un largo trabajo, en ocasiones se necesitará del apoyo especializado del o los profesionales durante todo el proceso escolar. Es necesario tener claro el hecho que al igual que en otros trastornos (como el déficit atencional) no se cura, ya que esto no es una enfermedad, sino lo que llamamos una “condición”. Cuando hablamos de “condición” nos referimos a un rasgo que es propio del ser humano. Si ponemos un ejemplo básico, podríamos decir que un niño raza negra viviendo en una población de niños de raza blanca, es un rasgo que es inherente e invariable, siempre lo lleva con él, por eso lo llamamos una “condición”. Desde este punto, lo importante es que el niño aprenda a vivir con ello y que desarrolle estrategias que le permitan llevar una vida y un crecimiento igual a sus pares.

Un niño con trastorno de aprendizaje, ¿puede llevar una vida normal?

Tal como lo señalamos en la pregunta anterior, un niño, en la medida que adquiera habilidades de manejo y estrategias personales que le permitan ir controlando y sobrellevando esta condición, logrando adaptarse a las necesidades que le impone su entorno, podrá llevar una vida perfectamente normal e igual a la de sus pares.



¿Cuáles son las herramientas con la que los padres deben trabajar con un niño con algún trastorno?

Los padres deben estar muy atentos, ya que una consulta temprana marca la diferencia para un diagnóstico y un plan de apoyo adecuado para el niño o niña. Para esto es bueno que si los padres detectan dos o más de las dificultades que señalaremos, en función de su edad y condición, consulte con el especialista que corresponde:
-          Dificultad en el habla.
-          Dificultad en la organización y/o orientación (estática y espacial).
-          Dificultad en comprender cuentos.
-          Confundir simbologías (Ej. Números o signos matemáticos).
-          Alteraciones para recitar algún hecho cronológicamente.
        
- Dificultad al leer en voz alta.

-          Dificultad para asociar sonidos a     palabras.
-          Dificultad para identificar o crear rimas de palabras.
-          Dificultad en aprender el abecedario.
-          Tardía adquisición del lenguaje (problemas fonológicos).
-          Dificultades motrices (inquietud, toma de lápiz, torpeza para correr, etc.).

Importante: el síndrome de déficit atencional no es un trastorno específico del aprendizaje, pero sí puede estar asociado a alguno de ellos.
Asimismo es importante que los padres incentiven a los niños a crear hábitos de estudio para que así facilite el aprendizaje de nuevas técnicas o estrategias que les servirán para acompañar dicha condición. Además de esto, es necesario hablar del tema con naturalidad en la familia y con el niño o niña, para que éste comprenda que esta situación es parte de él y que no conlleva tener que avergonzarse o esconderse de los otros por esta situación.

¿Ellos se dan cuenta de su problema?, ¿les puede causar problemas en la autoestima?

Los niños con TEA son muy sensibles y logran percibir perfectamente la dificultad que presentan. Por esto es fundamental que sean apoyados por profesionales de manera que su proceso de aprendizaje no pase a ser un evento que genere mayores dificultades en su desarrollo del que ellos puedan soportar y también por sus padres, los cuales tienen la responsabilidad de educar, a través de un lenguaje comprensible para el niño, de la condición que presenta, de manera que no sea percibida como extraña o anómala por él. Es fundamental el desarrollo integral en los niños, ya que al educarlos estamos haciendo que se enriquezcan todas sus potencialidades, las cuales van más allá de lo académico. En este punto nos referimos de los tipos de inteligencias que se ha comprobado existen en las personas (musical, lógico-matemático, kinestésica, intra e interpersonal, lingüística y ecológica), pero con mayor predominancia de una o dos, por lo cual debemos desarrollar y potenciar aquellas que están más disminuidas. 



Es labor tanto de los padres como de los educadores poder detectar este trastorno a tiempo para entregarle al pequeño las herramientas necesarias para que pueda llevar una vida “normal”. Con el apoyo de ellos y de un buen tratamiento profesional ellos lograrán enfrentarse de una manera más positiva a los diversos estímulos que se presenten.





domingo, 21 de abril de 2013




 
Autoestima es un concepto bastante conocido, y que a grandes rasgos se relaciona con la valoración que uno se hace de sí mismo, integrando tanto sus aspectos positivos como los negativos.
El autoestima se aprende a través del reflejo que nos transmiten las personas que son importantes a lo largo de nuestras vidas (padres, familiares, hermanos, amigos, compañeros, profesores, etc.) y la relevancia que tiene una construcción de un autoestima positiva para la salud mental y desarrollo personal ya son ampliamente conocidos.
 
Sin embargo, comenzando el año escolar, quisimos enfocarnos específicamente en la relevancia que tiene el autoestima en términos de impacto en el rendimiento académico. Para aquello, vamos a recordar brevemente la historia del El águila en el Gallinero”.
 
Cuenta la historia escrita por Leonardo Boof, que en un gallinero un granjero atrapó un águila y la crió como gallina. El águila pequeña aprendió a comer, comportarse y cacarear como gallina y así creció en este gallinero. Dice la historia, que un día llegó un naturalista y a pesar de explicarle que era un águila, tardó mucho en lograr a aceptarse como tal y poder volar como un águila.
 
A través de la reseña de la historia, podríamos comprender que nuestra identidad y lo que “pensamos que somos” en ocasiones pesa más que nuestras capacidades o verdadero potencial. 
 
Lo mismo sucede con la actitud que padres, cuidadores y profesores tienen hacia los niños. Discursos constantemente enfocados en las falencias y errores podrían reflejar en el niño o niña una imagen marcada por las deficiencias o un bajo autoestima, lo cual se podría traducir en una suerte de profecía autocumplida: “¿para qué voy a estudiar matemáticas, si dicen que soy tonto? mejor no estudio y a través de mis notas compruebo lo que me dicen los demás “soy tonto”.
 
En cambio, discursos marcados por la superación de obstáculo y el crecimiento personal podrían tener un impacto radicalmente distinto en la actitud que el niño o niña toma hacia un desafío escolar y por lo tanto escribiendo una historia distinta: “Me fue mal solamente porque no estudié esta vez, pero a la próxima si me pongo las pilas” ergo estudio para la próxima prueba y compruebo a través de mis notas que tengo las capacidades para obtener un buen rendimiento cuando me lo propongo.
 
 
Claramente nada resulta tan lineal cuando se trata del desarrollo de niños y niñas.  Sin embargo, comenzando el año escolar es buen momento para auto-observarse y reflexionar acerca del mensaje que entregamos hacia nuestros hijos relacionados con su desarrollo y su rendimiento escolar.

 

lunes, 15 de abril de 2013





En la Edición de Marzo hablamos  acerca de la importancia de la formación de Hábitos de Estudio en niños y adolescentes, y este mes entregaremos algunos tips de modo de lograr un estudio efectivo.
En primer lugar, ¿Qué es el estudio efectivo? Son todas aquellas técnicas de estudio o de organización del tiempo que conllevan a que el tiempo utilizado para enfrentarse a las tareas y materia sea utilizado adecuadamente.  Pero por otra parte, no se espera (y no se desea) que los niños aprendan de memoria los contenidos, sino que aprendan a involucrarse activamente en su proceso de aprendizaje. Es decir, que “aprendan a aprender” es uno de los principales focos cuando se habla de un estudio efectivo en el tiempo.
A continuación, les entregamos dos analogías para comprender cómo apoyar a niños en sus estudios.
El Cerebro como “músculo”: Se dice que “los niños son como esponja” porque absorben fácilmente el conocimiento. Sin embargo, más allá de todos los estímulos a los que están sujetos los niños día a día, lo importante es aprender enfrentarse adecuadamente a la vorágine de información para posteriormente organizarla adecuadamente. Por lo tanto, es necesario:

  a) Alimentarse adecuadamente: Aunque es cada día más sabido que los alimentos afectan a todo el cuerpo, a algunos padres les cuesta reconocer cuáles son los que aportan a nuestro cerebro para que rinda mejor. En primer lugar, es importante mantener nuestro cuerpo hidratado, por lo que se recomienda tomar agua antes de estudiar (no bebidas, puesto que contienen azúcar en su mayoría). Además se recomienda el consumo constante de vegetales y frutas que contienen vitaminas y anti-oxidante, además de alimentos ricos en Omega 3, 6 y 9 que se adquieren a través del aceite de oliva, palta, pescados y frutos secos.


     b)Entrenamiento para el cerebro: Los primeros procesos del aprendizaje son la atención y la concentración. Por una parte, la atención implica percibir voluntariamente un estímulo del ambiente (ya sea visual, auditivo, olfativo, etc) y la concentración implica lograr voluntariamente que la atención se sostenga en el tiempo.
Algunos padres aluden que sus hijos pueden pasar “horas en el computador”, pero no se concentra en sus tareas. Esto sucede porque no están acostumbrados a llevar el proceso de atención de modo voluntario a una actividad que no le parece tan interesante. 
Algunos consejos para estimular la atención y la concentración se pueden lograr de modo muy lúdico: Buscar diferencias entre dibujos, dibujar, pintar, buscar personajes en libros, escuchar detenidamente una canción, percibir atentamente un gusto u olor, pintar con colores según número, armar torres con naipes o piezas de madera. Todas las actividades en que el niño pueda pasar un lapso de tiempo atendiendo un solo estímulo serán un entrenamiento para su cerebro.
Del mismo modo, la memoria es otro proceso involucrado en el aprendizaje. Es por ello que debemos ejercitar el cerebro para que logre almacenar cada día más información. Los repasos diarios son formas para ayudar a fijar con los contenidos de modo que no se transformen el olvido. Otras formas lúdicas tales como jugar al memorice, recordar elementos de una película que recién hayan visto (¿cómo se llamaba el personaje?, ¿De qué color tenía el pelo?, recordar hitos importantes de la vida de los niños ayudan a que los niños se ejerciten.

       c) Descansar: Si pensamos en el cerebro como un músculo, si este se encuentra trabajando por largas horas, se podría agotar. Lo mismo sucede con el cerebro. Niños y niñas requieren de tiempos para el ocio, para detenerse en medio del estudio y por sobre todo las horas de sueño pertinente. Durante la noche se consolidan los aprendizajes, pero además la falta de descanso pueden conllevar a un estado de fatiga que no permitan prestar atención y concentración durante el día.



El cerebro como “Biblioteca”: Si entráramos a una biblioteca desordenada, nos costaría encontrar el libro que buscamos, e incluso nos cansaríamos en el acto. El conocimiento, al igual que una biblioteca debe organizarse y para ello existen distintas formas:
     a)      Asociar ideas: Se considera que alguien aprendió acerca de un tema cuando uno logra asociar ideas o conceptos. Por lo tanto, cuando uno se enfrenta a un nuevo conocimiento es más fácil asociarlo a uno previamente adquirido y desde allí deducir otras ideas. Tal como si organizáramos el conocimiento a través de estantes temáticos.

     b)      Esquemas: Para niños más grande resulta muy útil aprender a organizar la materia dentro de esquemas. De este modo, no solo se logra a organizar y repasar el contenido, sino que se refuerza el recuerdo a través de estímulos visuales.

    c)       Organización del conocimiento: Tal como computador que registra todos los títulos y autores, uno puede organizar la materia de distintas formas para recordarlas mejor. Las memotecnias son un método lúdico y útil. Ejemplo de esto son la organización de distintos conceptos en una sola frase (Ej: Rojo, Azul, Naranjo, Amarillo se organizan en RANA) e inventar canciones y rimas (¿Se te ocurre alguna canción que incluya los elementos químicos?)


Estos son solo algunos concejos. En los próximos números abordaremos más técnicas para “Aprender a aprender”.

lunes, 8 de abril de 2013




Revista Parentalidad Activa quiso este mes dar a conocer y profundizar un poco más acerca de este lamentable mal que ocurre en cualquier escala de edad y nivel socio económico.
Muchas son las personas que a diario deben lidiar con malos tratos psicológicos y físicos por parte de los que se creen erróneamente “líderes”… es así como no podemos estar exentos de este problema y buscamos la opinión de profesionales que podrán orientarnos para conocer más de qué trata, consecuencias y cómo evitar ser víctima o agresor de Bullyng.

El Bullyng  es maltrato constante e intencionado nos comenta Jacqueline Briones, Orientadora del Colegio El Vergel.
“Sin duda  la víctima y su familia son los más afectados, pero  los alcances son mayores, los espectadores,   potenciales   agredidos en un futuro cercano y sin duda el agresor,  quien  por su parte  suele ser víctima de agresión generalmente en el entorno familiar.
 Por lo tanto, los  afectados  son muchos, la comunidad educativa se daña  por completo y el trabajo reparador es muy grande. Es por ello que nosotros apostamos a la prevención como la mejor manera de enfrentar el tema y  para ello hemos trabajado mucho,  siendo  actualmente,  una escuela certificada como Preventiva  por el Ministerio de Educación.


 

Existe alguna manera de poder evitar ser víctima de Bullyng o ser un agresor provocando bullyng hacia otras personas?, la mejor manera es prevenir y para ello es necesario hablar del tema  con apertura con toda la comunidad educativa, capacitarla, creando espacios de discusión, debate y de propuestas  de gestión.



El bullyng tiene estrictamente que ver con el inseguridad y baja autoestima o no necesariamente? Pienso que, sin duda son dos factores significativos y principales, pero también tiene que ver con cómo  los  niños se relacionan con el Poder que otro puede ejercer sobre ellos.
 

Un niño, adolescente o adulto que ha sufrido de bullyng puede recuperarse por medio de un tratamiento con profesionales?

Si claro que sí,  la psicoterapia me parece fundamental para el desarrollo de estrategias que permitan superar situaciones vividas y  nuevas relaciones ínterpersonales.


En referencia a los padres de niños y adolescentes que son o han sido atacados por Bullyng, ¿qué es lo primero que debieran hacer en referencia a este tema?
Lo importante es informar al colegio, conversar con la familia y seguir los lineamientos que la escuela entregue.
Relaciones sanas y abiertas en  la familia, así como padres estimulantes y positivos con sus hijos son herramientas muy importantes para poder evitar este tipo de actos, indica Jacqueline Briones. Asimismo no es lo correcto tomar al pequeño y sacarlo del colegio o del lugar donde está siendo atacado, pues es necesario poder enfrentar la situación y cuando se evitan no se solucionan de raíz. Ante ello, los padres tienen directa injerencia sobre si su hijo es agresor o víctima. Ellos son fundamentales.


Aída Álvarez, orientadora del Liceo Polivalente Mercedes Marín del Solar (A Nº 5) hace referencia en cómo evitar este maltrato físico y psicológico.

Cuando el niño se desarrolla en un ambiente de amor, confianza, en donde se conversan temas actuales y donde por sobretodo la violencia, el castigo físico o psicológico no existe entre  los integrantes de la familia, permite al niño solucionar los problemas en forma pasiva.  No debemos olvidar que los modelos parentales son imitados por los niños, esto claramente evita que en el futuro un niño sea agresor o víctima.


 


¿El nivel socio económico es un factor preponderante donde se pueda dar  más o menos este tipo de actos? 
No, el maltrato físico, psicológico, bullyng, etc. Se da en todos los niveles socio económico, lo que sí está claro que en los niveles socioeconómicos más alto estos problemas están más escondidos, no se denuncian.
Los medios de comunicación, el hablar estos temas con los jóvenes, con los padres, informarles, apoyarlos permiten las denuncias y esto le permite al joven que esta viviendo este calvario la posibilidad de recibir la ayuda necesaria para superar este problema. 

¿Cuál es tu consejo como profesional a la hora de enfrentarse a uno de estos casos... cómo deben actuar los niños, los adolescentes y los padres?
En primer lugar es importante que los padres estén siempre observando a los hijos, cuando vean un cambio en su comportamiento, en su humor, en su alimentación, etc.;  los padres conocen los comportamientos de sus hijos y si ellos están distintos algo está pasando, si notan algo deben conversar con ellos, apoyarlos y nunca hacer un escándalo ante la situación, así ellos se sentirán acompañados y podrán enfrentar no sólo este sino cualquier problema que se le presente con la serenidad, confianza y apoyo que ellos necesiten.


 De existir alguna situación deben acercarse al establecimiento y solicitar la ayuda necesaria y también informarse sobre los pasos a seguir del establecimiento educacional y además solicitar reuniones con la persona correspondiente (director, orientador, psicólogo) para conocer como van las acciones que ellos realizan.
Todos debemos incentivar a los niños y/o adolescentes a que hablen y no sientan temor de hacerlo, es importante saber que un niño (a)y/o adolescente que sufre de bullyng es una persona a la cual le es muy difícil defenderse, que sufre de hostigamiento permanentemente por uno o varios de su grupo de pares, por lo tanto ellos están atemorizados y asustados.


Crees tú que el colegio o institución educacional se hace cargo?... en caso que no fuera así, ¿Crees que debiesen tomar medidas? ¿cómo cuáles?
Desconozco hasta donde los establecimientos se hacen cargo de esta problemática, hoy las autoridades exigen que los colegios tengan un protocolo que determina cómo se debe actuar frente a estos casos. El cual debe ser conocido por todos los integrantes de la comunidad escolar, esto permite también a los padres y/o a las familias tener claro que hacer cuando uno de sus hijos (as) se ven enfrentado a alguno de estos problemas.


Nadie está exento de esta problemática… muchos no lo comentan por miedo… y hasta por vergüenza. Es de gran importancia que los padres estén en constante comunicación con sus hijos, que le entreguen la confianza necesaria para que el día que sufran de este tipo de hostigamiento pueda ser conversado y solucionado.


Además no dejar en el tintero el que un potencial agresor se hace en base a lo que visualiza en su hogar, por lo que la crianza y modo de vida es la clave para que en el futuro un inocente pequeño se convierta en un agresor.


Comunicarse, proteger, entregar confianza y serenidad a sus hijos, será la clave para que su vida esté colmada de tranquilidad y alegrías. Además de tener las herramientas para cultivar grandes amistades.












Alejandra I. Bustos Andrade
Encarga de Comunicaciones CESANA
Periodista - MKT





lunes, 1 de abril de 2013

La Entrada al Jardín: Ansiedades y Temores


Junto con el término de vacaciones de verano, muchos padres deciden que marzo es un buen mes para que sus hijos comiencen a asistir a jardines infantiles. Por una parte, aun hace calor durante las mañana y por otra, les deja una ventana de adaptación prudente para que sus hijos estén “más fuertes para soportar las enfermedades de inverno”.

Es así como los padres se enfrentan a un escenario bastante común, que es que niños y niñas que asisten por primera vez a un jardín infantil lloren al momento de entrar a la sala generando en ocasiones que padres y madres se sientan culpables por tener que dejarlo en manos de quienes escasamente conocen.
Si bien no hay estudios o datos concluyentes que aludan a la edad ideal para entrar al jardín, lo cierto es que los deberes de los padres se imponen y en ocasiones las salas cunas y jardines se transforman en una necesidad. Del mismo modo, el proceso se puede llevar a cabo de modo que sea grato tanto para padres como para hijos.
Respecto de este tema específico, responderemos algunas dudas comunes entre padres y madres de niños pequeños.


¿Es normal que mi hijo llore al llegar al jardín?


Entrar al jardín implica una separación de sus cuidadores, lo cual puede ser tremendamente amenazante para un niño pequeño. Así mismo, al no tener clara algunas nociones relativas al tiempo, tampoco sabrá si sus padres volverán a buscarlo prontamente. De este modo, el llanto de un niño al separarse de sus padres es un indicador normal dentro del proceso de adaptación a un ambiente que aun le resulta extraño. 


¿De qué modo apoyo a mi hijo para que se acostumbre más rápido al jardín?

Por una parte, es importante comunicarles que asistirán a un jardín infantil. Algunos padres piensan que puesto que sus hijos no hablan, no entenderán lo que se les dice. Sin embargo un apresto al ingreso siempre es importante más allá de la edad. Por ejemplo, a niños que ya comprenden el idioma, se les puede mostrar viñetas de cuentos relativos a niños realizando actividades en aula, se puede visitar jardines donde se pueda ver a los niños jugando en el patio, y prepararlo previamente a través de conversaciones.
Es importante que las nociones de tiempo varíen acorde a la edad de las personas. Lo que para los adultos es “un rato” para los niños podría ser vivido como “una eternidad”. De este modo, dejar a niños todo el día en el jardín o sala de cuna para que se acostumbre rápidamente, es desconocer que para el niño puede ser un impacto demasiado grande acorde a su desarrollo. Habitualmente se aconseja que el niño visite el jardín por un espacio de tiempo pequeño, que interactue con las tías y compañeros un rato e incorporarlo progresivamente hasta que haya logrado permanecer la jornada que se estime conveniente. Los jardines que se preocupan por el bienestar de sus niños, deberían permitir la incorporación paulatina de los pequeños. Del mismo modo, padres estratégicos buscarán una solución tal vez lenta pero que a largo plazo sea más efectiva.



¿Cómo sé que el jardín es adecuado para mi hijo?
Tras las noticias suscitadas durante los últimos meses, padres tienden a estar más alerta al momento de encontrar un jardín adecuado para sus hijos.
 Si bien un jardín debe estar cerca del hogar o del trabajo de los padres de modo de facilitar la llegada en caso de emergencia, NUNCA este debería escogerse porque es “fue el primero que se encontró” o porque “era el más cercano a mi hogar”. La búsqueda de un jardín implica visitarlo, conocer a la directora/director, conocer a las tías a cargo, conocer el proyecto educativo, saber planes de contingencia que se adoptan en caso de emergencias. Es decir, los padres deben tomarse el tiempo para CONOCER a quienes se harán cargo de sus hijos.

Algunos jardines han adoptado medidas tales como permitir el acceso a padres cuando ellos estimen conveniente, ventanales de modo que los padres puedan observar cómo se encuentran los niños en el aula e incluso cámaras que permiten ver a los niños desde internet. Sin embargo, el acceso a entrevistas con las educadoras permitirá crear un vínculo de confianza con quienes cuidan a los niños.


¿Qué pasa si mi hijo no quiere asistir al jardín?
Algunos padres tienden a minimizar el rechazo de los hijos frente al jardín, mientras que otros lo magnifican. Las causas del rechazo de un niño a un lugar específico son multivariado, por lo cual hay que investigar qué pasa.
En primer lugar, comprender que adaptarse a un jardín implica un proceso y que no necesariamente se llevará a cabo en los tiempos que los padres tenían presupuestado.
Sin embargo, a medida que pasan las semanas comienzan a identificarse algunos factores que no favorecen el ingreso. En algunos casos, podría ser rutinas que no favorezcan el bienestar general del niño, tales como hábitos de sueño que no permitan descansar adecuadamente en la noche, jornadas demasiado extensas en el jardín ante lo cual se aburre o percibe demasiada distancia de sus padres, u otros aspectos que los padres deben identificar de modo de saber si las rutinas que llevan a cabo son las más adecuada para sus hijos.
Por otra parte, podría ser que los hábitos de la casa sean diametralmente distintos a los del jardín, lo que genera problemas de adaptación al espacio educativo. Ejemplo de aquello es cuando en casa aún se le da de comer en la boca mientras que en el jardín se les pide que ellos solos sean capaces de alimentarse, o cuando los fines de semana los padres alteran toda rutina de sueño, de alimentación o de juego, rompiendo rápidamente los esquemas que los niños logran adquirir durante la semana. En este sentido, los padres deben alinearse con las actividades realizadas en el jardín de modo de facilitar la adaptación.
En otros casos, la actitud de los padres podría generar inconscientemente rechazo por parte de los niños al jardín. Ejemplos claros son aquellas expresiones tales como “pórtate bien, sino te llevo de inmediato al jardín”; “Si no te comes todo, le voy a decir a la tía para que te rete”; “la tía todos los días viene a preguntar si te dormiste, sino dice que te va a castigar mañana”. Este tipo de expresiones que si bien se utilizan para regular la conducta de los niños en el hogar, podrían resultar ser altamente contraproducentes en el vínculo que el niño genera con su educadora, quienes a menudo pasan a ser figuras de apego importante en sus primeros años.

Por último, se presenta aquellos casos en que se sospecha algún tipo de maltrato/abuso, lo cual representa un escenario grave para el desarrollo del niño. En este caso, excesiva irritabilidad al llegar al jardín, moretones que no tienen explicaciones coherentes, miedos intensos que aparecen repentinamente podrían ser elementos importantes para sospechar. Es estos casos, es importante actuar rápidamente, pero no de modo impulsivo. En este sentido, considerar las entrevistas con educadores, observaciones en aula, conversaciones con otros apoderados de modo de conocer la situación de un curso, o incluso consultar a algún especialista son aspectos que ayudarán a padres a evaluar cada escenario.
Sin embargo, como dice el dicho prevenir es mejor que curar, y en este sentido escoger un jardín de confianza es vital.


Me han dicho que si mi hijo me
ve ansioso será peor…
Es casi inevitable sentir ansiedad cuando un hijo va por primera vez al jardín y sobre todo cuando es el primer hijo. Sin embargo, la actitud que padres y madres muestren frente a su hijo resulta ser un gran espejo para visualizar lo que deberán enfrentar en el jardín.
Sostener conversaciones gratas acerca del jardín, saludar a la educadora a cargo con amabilidad, verbalizaciones que aluden a aspectos agradables del jardín pueden ser aspectos que a los padres les ayuden a autoregularse y que además le ayuden al niño a vivir el proceso adecuadamente.
Intentar aplazar las penas o ansiedades para conversarla posteriormente en parejas o con los amigos también podría ser una forma de expresarse sin que lo evidencien los niños.
Por último, repasar los motivos por los cuales se escogió incorporar a un hijo a un al jardín de modo de evitar culpabilizaciones que no son constructivas, ayudarán a los padres a ver esto como un proceso más llevadero.






¿Para finalizar, algunos consejos generales?    
 
Niños y niñas pasan en ocasiones más de 8 horas en jardín acorde a las jornadas laborales de los padres. Esto no es menor, pensando que si bien en las rutinas se consideran espacios para las siestas, de juego libre supervisado entre otros, no descansan en su cama ni juegan con sus juguetes. Del mismo modo, si se cae lo puede consolar una tía amorosa, pero no es su madre ni padre. En este sentido, comprender que niños y niñas pueden llegar irritables al hogar producto del cansancio y “sensibles” porque ciertamente necesitan atención de sus cuidadores, es parte de proceso. Por otra parte, comprender que niños y niñas requieren de cierta cantidad de horas de sueño para recuperarse de esta extensa jornada y no transgredirla por la necesidad de los padres por estar más horas junto a los niños.