lunes, 29 de abril de 2013



Los niños suelen tener su propio ritmo y estilo para aprender. Sin embargo a veces presentan muchas dificultades para hablar o aprender número y letras lo que claramente debe ser evaluado para descartar un posible Trastorno de Aprendizaje (TA).
Esto afecta la forma en que el cerebro procesa la información y por ello el entender algunos conceptos les resulta más difícil.
Los pequeños con Trastorno de Aprendizaje generalmente tienen una inteligencia normal o por encima de de lo normal, pero les cuesta mucho expresar lo que saben. La frustración y enojo en ellos  es latente pues claramente tienen dificultades para aprender ciertas materias los que les acarrea una baja autoestima e incluso podría llegar a una depresión. 




Revista Parentalidad Activa entrevistó a Linda Alarcón Inostroza, Psicopedagoga del Centro de Salud del Niño y Adolescente CESANA para profundizar un poco más acerca de este trastorno que a tantos niños afecta y que a su vez, claramente, angustia a los padres en qué hacer, cómo reaccionar, dónde llevarlos, entre otros.

Como una dificultad específica  del lenguaje, ya sea hablado o escrito, además de afectar en algunos casos  al cálculo matemático y que se presentan en niños con  inteligencia promedio es lo que Linda nos defines como el Trastorno de Aprendizaje.

¿Cuáles son las causas?

Tienen  diferentes orígenes, pero las 3 causas más generales son:
-          Hereditarias: que provienen de sus padres o familiares cercanos.
-          Psicológicos: ya que niños que han tenido un desarrollo intelectual normal en su vida pueden llegar a generar un trastorno de aprendizaje al estar interferidos emocionalmente por hechos de índole traumático o vivencial.
-          Maduracional: Aquí nos referimos a interferencias en proceso de maduración del sistema nervioso central,  específicamente por problemas de desarrollo o de abuso de droga de parte de los padres.

¿Esto sucede desde recién nacido o puede aparecer en niños mayores?

En relación a lo señalado anteriormente, estos trastornos pueden presentarse durante el transcurso del desarrollo de los niños, a partir de la primera infancia, y la más frecuente tiende a iniciarse con los TEL (trastorno expresivo del lenguaje), problemas fonoaudiológicos, dificultades motoras y conductuales, entre otros. Esta situación tiende a generar, a medida que el niño crece y se desarrolla sin recibir el apoyo especializado, trastornos específicos en la lectura, escritura o cálculo matemático, tales como, disgrafia, discalculia, disortografía, dislexia, entre otros.

¿Cómo o qué tratamiento se puede utilizar para mejorarlo?

Lo primero que se recomienda realizar es consultar a los especialistas, cada uno centrado en función de la problemática que el niño presente:
-          Psicopedagoga/o: son las profesionales que se centran en problemas que conlleva el aprendizaje, ya sea un retraso en la adquisición de los procesos instrumentales (lectura, escritura y cálculo) o si presenta alguna dificultad de estos mismos procesos.
-          Psicólogos: abocados principalmente a la evaluación de los aspectos intelectuales, en función de su edad mental y edad cronológica, además del reconocimiento de sus competencias y habilidades particulares de cada niño. Asimismo, se abocan a la evaluación e intervención en casos que se pesquisen alteraciones de tipo emocional que podrían estar afectando su desarrollo de estos procesos instrumentales.
-          Neurólogo y psiquiatra: al ser médicos son los únicos con la facultad de recetar medicamentos que apoyen el proceso terapéutico. Evalúan posibles daños a nivel del sistema nervioso central  o si existiese alguna otra patología grave del desarrollo.

Una vez que  se pesquisa el origen del trastorno se estipula un plan de trabajo, centrado en estrategias de desarrollo específicos, en caso de ser solo un trastorno de aprendizaje (por ejemplo, dislexia),  o se realiza un plan de apoyo multidisciplinario para trabajar el trastorno específico (por ejemplo un TEL), abordando la condición con psicólogo, fonoaudiólogo, educadoras, entre otros.
Cabe mencionar que mientras antes se consulte, el niño tendrá mejores capacidades de poder conocer, comprender y controlar su condición.

¿Existe mejora?



Claro que existen avances y “mejoras”, ya que con el apoyo adecuado y oportuno, estas deficiencias pueden llegar a equilibrarse. Si bien se requiere un largo trabajo, en ocasiones se necesitará del apoyo especializado del o los profesionales durante todo el proceso escolar. Es necesario tener claro el hecho que al igual que en otros trastornos (como el déficit atencional) no se cura, ya que esto no es una enfermedad, sino lo que llamamos una “condición”. Cuando hablamos de “condición” nos referimos a un rasgo que es propio del ser humano. Si ponemos un ejemplo básico, podríamos decir que un niño raza negra viviendo en una población de niños de raza blanca, es un rasgo que es inherente e invariable, siempre lo lleva con él, por eso lo llamamos una “condición”. Desde este punto, lo importante es que el niño aprenda a vivir con ello y que desarrolle estrategias que le permitan llevar una vida y un crecimiento igual a sus pares.

Un niño con trastorno de aprendizaje, ¿puede llevar una vida normal?

Tal como lo señalamos en la pregunta anterior, un niño, en la medida que adquiera habilidades de manejo y estrategias personales que le permitan ir controlando y sobrellevando esta condición, logrando adaptarse a las necesidades que le impone su entorno, podrá llevar una vida perfectamente normal e igual a la de sus pares.



¿Cuáles son las herramientas con la que los padres deben trabajar con un niño con algún trastorno?

Los padres deben estar muy atentos, ya que una consulta temprana marca la diferencia para un diagnóstico y un plan de apoyo adecuado para el niño o niña. Para esto es bueno que si los padres detectan dos o más de las dificultades que señalaremos, en función de su edad y condición, consulte con el especialista que corresponde:
-          Dificultad en el habla.
-          Dificultad en la organización y/o orientación (estática y espacial).
-          Dificultad en comprender cuentos.
-          Confundir simbologías (Ej. Números o signos matemáticos).
-          Alteraciones para recitar algún hecho cronológicamente.
        
- Dificultad al leer en voz alta.

-          Dificultad para asociar sonidos a     palabras.
-          Dificultad para identificar o crear rimas de palabras.
-          Dificultad en aprender el abecedario.
-          Tardía adquisición del lenguaje (problemas fonológicos).
-          Dificultades motrices (inquietud, toma de lápiz, torpeza para correr, etc.).

Importante: el síndrome de déficit atencional no es un trastorno específico del aprendizaje, pero sí puede estar asociado a alguno de ellos.
Asimismo es importante que los padres incentiven a los niños a crear hábitos de estudio para que así facilite el aprendizaje de nuevas técnicas o estrategias que les servirán para acompañar dicha condición. Además de esto, es necesario hablar del tema con naturalidad en la familia y con el niño o niña, para que éste comprenda que esta situación es parte de él y que no conlleva tener que avergonzarse o esconderse de los otros por esta situación.

¿Ellos se dan cuenta de su problema?, ¿les puede causar problemas en la autoestima?

Los niños con TEA son muy sensibles y logran percibir perfectamente la dificultad que presentan. Por esto es fundamental que sean apoyados por profesionales de manera que su proceso de aprendizaje no pase a ser un evento que genere mayores dificultades en su desarrollo del que ellos puedan soportar y también por sus padres, los cuales tienen la responsabilidad de educar, a través de un lenguaje comprensible para el niño, de la condición que presenta, de manera que no sea percibida como extraña o anómala por él. Es fundamental el desarrollo integral en los niños, ya que al educarlos estamos haciendo que se enriquezcan todas sus potencialidades, las cuales van más allá de lo académico. En este punto nos referimos de los tipos de inteligencias que se ha comprobado existen en las personas (musical, lógico-matemático, kinestésica, intra e interpersonal, lingüística y ecológica), pero con mayor predominancia de una o dos, por lo cual debemos desarrollar y potenciar aquellas que están más disminuidas. 



Es labor tanto de los padres como de los educadores poder detectar este trastorno a tiempo para entregarle al pequeño las herramientas necesarias para que pueda llevar una vida “normal”. Con el apoyo de ellos y de un buen tratamiento profesional ellos lograrán enfrentarse de una manera más positiva a los diversos estímulos que se presenten.





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