En la Edición de Marzo hablamos acerca de la importancia de la formación de Hábitos de Estudio en niños y
adolescentes, y este mes entregaremos algunos tips de modo de lograr un estudio
efectivo.
En primer lugar, ¿Qué es el
estudio efectivo? Son todas aquellas técnicas de estudio o de organización del
tiempo que conllevan a que el tiempo utilizado para enfrentarse a las tareas y
materia sea utilizado adecuadamente.
Pero por otra parte, no se espera (y no se desea) que los niños aprendan
de memoria los contenidos, sino que aprendan a involucrarse activamente en su
proceso de aprendizaje. Es decir, que “aprendan a aprender” es uno de los
principales focos cuando se habla de un estudio efectivo en el tiempo.
El Cerebro como “músculo”: Se dice que “los niños son como esponja”
porque absorben fácilmente el conocimiento. Sin embargo, más allá de todos los
estímulos a los que están sujetos los niños día a día, lo importante es
aprender enfrentarse adecuadamente a la vorágine de información para
posteriormente organizarla adecuadamente. Por lo tanto, es necesario:
a) Alimentarse adecuadamente: Aunque es cada día más sabido que los
alimentos afectan a todo el cuerpo, a algunos padres les cuesta reconocer
cuáles son los que aportan a nuestro cerebro para que rinda mejor. En primer
lugar, es importante mantener nuestro cuerpo hidratado, por lo que se
recomienda tomar agua antes de estudiar (no bebidas, puesto que contienen
azúcar en su mayoría). Además se recomienda el consumo constante de vegetales y
frutas que contienen vitaminas y anti-oxidante, además de alimentos ricos en
Omega 3, 6 y 9 que se adquieren a través del aceite de oliva, palta, pescados y
frutos secos.
b)Entrenamiento para el cerebro: Los
primeros procesos del aprendizaje son la atención
y la concentración. Por una
parte, la atención implica percibir voluntariamente un estímulo del ambiente
(ya sea visual, auditivo, olfativo, etc) y la concentración implica lograr
voluntariamente que la atención se sostenga en el tiempo.
Algunos padres
aluden que sus hijos pueden pasar “horas en el computador”, pero no se
concentra en sus tareas. Esto sucede porque no están acostumbrados a llevar el
proceso de atención de modo voluntario a una actividad que no le parece tan
interesante.
Algunos consejos
para estimular la atención y la concentración se pueden lograr de modo muy
lúdico: Buscar diferencias entre dibujos, dibujar, pintar, buscar personajes en
libros, escuchar detenidamente una canción, percibir atentamente un gusto u
olor, pintar con colores según número, armar torres con naipes o piezas de
madera. Todas las actividades en que el niño pueda pasar un lapso de tiempo
atendiendo un solo estímulo serán un entrenamiento para su cerebro.
Del mismo modo,
la memoria es otro proceso
involucrado en el aprendizaje. Es por ello que debemos ejercitar el cerebro
para que logre almacenar cada día más información. Los repasos diarios son formas para ayudar a fijar con los contenidos
de modo que no se transformen el olvido. Otras formas lúdicas tales como jugar
al memorice, recordar elementos de una película que recién hayan visto (¿cómo
se llamaba el personaje?, ¿De qué color tenía el pelo?, recordar hitos
importantes de la vida de los niños ayudan a que los niños se ejerciten.
c) Descansar: Si pensamos en el cerebro como un músculo, si este se
encuentra trabajando por largas horas, se podría agotar. Lo mismo sucede con el
cerebro. Niños y niñas requieren de tiempos para el ocio, para detenerse en
medio del estudio y por sobre todo las horas de sueño pertinente. Durante la
noche se consolidan los aprendizajes, pero además la falta de descanso pueden
conllevar a un estado de fatiga que no permitan prestar atención y concentración
durante el día.
El cerebro como
“Biblioteca”: Si entráramos a una biblioteca desordenada, nos costaría
encontrar el libro que buscamos, e incluso nos cansaríamos en el acto. El
conocimiento, al igual que una biblioteca debe organizarse y para ello existen
distintas formas:
a)
Asociar
ideas: Se considera que alguien aprendió acerca de un tema cuando uno logra
asociar ideas o conceptos. Por lo tanto, cuando uno se enfrenta a un nuevo
conocimiento es más fácil asociarlo a uno previamente adquirido y desde allí
deducir otras ideas. Tal como si organizáramos el conocimiento a través de
estantes temáticos.
b)
Esquemas:
Para niños más grande resulta muy útil aprender a organizar la materia dentro
de esquemas. De este modo, no solo se logra a organizar y repasar el contenido,
sino que se refuerza el recuerdo a través de estímulos visuales.
c)
Organización
del conocimiento: Tal como computador que registra todos los títulos y
autores, uno puede organizar la materia de distintas formas para recordarlas
mejor. Las memotecnias son un método
lúdico y útil. Ejemplo de esto son la organización de distintos conceptos en
una sola frase (Ej: Rojo, Azul, Naranjo, Amarillo se organizan en RANA) e
inventar canciones y rimas (¿Se te ocurre alguna canción que incluya los
elementos químicos?)
Estos son solo algunos concejos. En los próximos
números abordaremos más técnicas para “Aprender a aprender”.
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