La Meditación en Infantes
Desde tiempos muy antiguos nuestros
antepasados han establecido una relación intima con la naturaleza, lo cual les
permitió obtener información relevante
para poder sobrevivir y prosperar. Ellos nos recuerdan la simpleza de la
meditación como sentarse y observar una flor.
Con el paso de los años, y el avance de la
tecnología y la modernidad los niños buscan este espacio delante de la
televisión, del computador o del celular, trayendo aparejado con esto muchos
desordenes, principalmente el perder la conexión con la propia riqueza interna,
con la creatividad.

Por otra parte, este
ritmo de vida tan rápido y plagado de estímulos está trayendo consecuencias a
nuestros niños en diversos planos que nos hace preguntarnos si es esta la
dirección que queremos dejar a nuestros hijos y nietos. Así un viejo arte, que
sucedía en el transcurso de la cotidianidad comienza a reclamar su espacio, el
arte de detenerse. Y es que con el hecho de detenernos, comienza un aprendizaje
de reconocimiento de lo que nos ocurre, dando espacio para la creación y
manifestación espontanea, reconocimiento y creatividad.
Pensamos que los niños se pueden aburrir,
pero no hay que olvidar el vasto mundo interno que tienen los niños y que es
necesario desarrollar así como también el que se mantengan actualizados con el
rápido avance de la tecnología, no siendo esto último lo único a
desarrollarse. Y es que cuando llegamos
a ser adultos y no tenemos ni idea que es lo que nos pasa, ni que es lo que nos
gusta, vamos de un lado a otro sin rumbo, buscando experiencias que nos
permitan conocernos, pero esta vez sobre la marcha. En este sentido, el
desarrollo de la meditación o del silencio con nuestros niños les permite
realizar un viaje hacia lo más esencial de cada uno de ellos, permitiéndoles
conocer y desplegar los potenciales que se encuentran en cada niño y que muchas
veces educamos de sobremanera no permitiendo su salida, sin reconocer esos
potenciales que se encuentran en bruto y que cada niño y persona trae.
Ya son muchos colegios de Santiago, los que
se encuentran implementando estas miradas y formas de trabajo con los niños por
medio del uso del yoga y la meditación, ya que permite una mejor integración
del niño en su aprendizaje, y así también en la relación con sus pares y
profesores. Por otra parte, al hacer uso de este arte de la meditación los
niños encuentran unos minutos para conectar con su corazón y escucharlo,
despertando su propia inteligencia y desarrollando su atención en el momento
presente. Pueden encontrar respuestas a cuestiones que les preocupan.
¿Cómo establecen
esa conexión los niños? ¿Es posible?
Para responder estas preguntas primero
tenemos que saber a que nos referimos por meditación. La meditación no es nada
más que nuestra capacidad natural de focalizarnos, dirigir la mente y estar
plenamente consciente del momento presente. Hay que considerar que esto ocurre
en etapas y en distintos grados, además de variar en profundidad y forma de
persona a persona, es por esto que establecer esta relación es toda una
aventura nueva en cada ser humano.
Permitamos situarnos como si nos encontráramos en una sala de un cine viendo una película y
tomamos conciencia como espectadores de una película. El facilitar esta
observación y contacto favorecería un nuevo estado de equilibrio y armonía consigo
mismos, y por consecuencia con su entorno.
Con niños lo podemos hacer por unos
minutos, y ellos mismos van a ir pidiendo aumentar los tiempos si así lo
necesitan. La meditación aunque sea por unos minutos, permite ir desarrollando
la tranquilidad y relajación en los niños, pudiendo responder mejor a cualquier
estimulo o requerimiento del medio, siendo muy útil en niños con hiperactividad
o déficit de atención. Niños de
cualquier edad la pueden realizar, lo importante es el cómo.
¿Cómo se enseña a un niño a meditar?
Les puedes enseñar o incluir en sus
actividades, como un momento para descansar y dejar ir. Puedes hacerlo por
ejemplo, antes de irse a dormir, antes de hacer tareas, cuando están cansados,
etc. ¡Les gusta mucho! Lo importante es que de acuerdo a la etapa que se
encuentre viviendo, sea atractiva y divertida la forma en que se lo planteas.
Con los niños se recomienda una práctica
regular de 2 veces a la semana, con el fin de poder evidenciar mejoras
notorias. Cabe mencionar que esta
práctica puede ser propiciada mediante un acompañamiento en los distintos
estados y dinámicas que ellos tienen jugar, contar cuentos, y también darse un
momento para estar en silencio y meditar en compañía de otros, atención a los
sentidos por ejemplo por medio del arte, aprendizaje en la propia respiración, identificación
de sentimientos y emociones y de visualizaciones creativas.
Un punto no menos importante es que los
niños necesitan la guía y acompañamiento de un adulto que amorosamente les
instruya.
Luego de cada práctica casi tan importante como la práctica misma es
la integración en el trabajo con niños, preguntándoles como les fue, si alguien
vio algo especifico o sintió algo especial de manera que pongan en palabras sus
sensaciones y así se ayude a ampliar el repertorio de experiencias y registro
de emociones.
Felicidad y
bienestar
¿Les ayuda
meditar para que nuestros niños sean más felices?
La idea de la felicidad que
comúnmente los adultos manejamos, suele llevar aparejada la admiración, la
atracción, la preferencia, la evaluación y finalmente algún tipo de
satisfacción o beneficio implícito. Al ver a un niño vemos que estas relaciones
no son necesariamente la causa de su felicidad, en este sentido la felicidad
del niño aparece de forma más espontanea y genuina. Se trata de una felicidad que como estado de
consciencia late desde la identidad esencial, una felicidad que trasciende el
sentimiento y la emoción y que en los niños cuando se dan las condiciones la
encontramos de manera más burbujeante.
Por tanto,
podemos aportar enormemente en generar los espacios tanto externos como
internos para que los niños puedan desplegar y desarrollar sus distintas
habilidades y recursos, de manera que esto les ayude a sortear los distintos
momentos de su vida con mayor flexibilidad por ejemplo, al ingresar a nuevos contextos,
en sus relaciones y consigo mismo, favoreciendo a su bienestar.
Rocío Delanoe C.
Psicóloga Cesana
Psicóloga Cesana
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