lunes, 23 de septiembre de 2013


Se acerca a pasos agigantados la esperada, cálida y para algunas personas traumática Primavera. Ricos días con más sol que nubes, con un clima mucho más cálido que el frío invierno, se está ya asomando en nuestro país.
Revista Parentalidad Activa conversó con la Dermatóloga formada en la Universidad de Chile, Susana Ruiz –Tagle Vásquez , quien nos ayudó a entender un poco más el por qué de las temidas alergias primaverales, que claramente en muchas personas es una época de gran incomodidad física por los estragos que causan en su cuerpo… lejos, por ende, de ser una agradable experiencia ante el florecimiento y las mejoras en las temperaturas.

¿Por qué una gran cantidad de personas (niños, adolescentes y adultos) sufren las llamadas "terribles alergias primaverales?
 Las alergias primaverales, habitualmente son consecuencia de la condición  conocida como Atopia, en que las personas que la sufren, tienen un umbral más bajo para reaccionar con alérgenos del ambiente. Es una condición genética, hereditaria, muy frecuente en la población, en especial niños y jóvenes, que ha ido en aumento, en especial en las grandes ciudades. Como en primavera se liberan grandes cantidades de aeroalergenos, es más común que las personas susceptibles broten en esta época.

Generalmente un doctor receta antihistamínico para combatirlas. ¿Se puede tomar durante toda la estación? ¿Es recomendable para los niños que tomen este tipo de medicamentos? ¿no les da sueño o les baja la energía?
Los antihistamínicos o antialérgicos, son medicamentos muy útiles en las alergias gatilladas por los alérgenos del aire. Son medicamentos seguros y administrados correctamente, son muy bien tolerados y pueden ser indicados por temporadas, siempre con supervisión médica. Los más antiguos tienen el efecto secundario de producir sueño, que en general, es mayor en los primeros días de tratamiento, y por esto se indica tomar en la noche. Los de nueva generación producen mucho menos sueño y en general no interfieren con las actividades diarias.

Existe según su experiencia algún tratamiento efectivo que se pueda entregar y que tenga algún tipo de sanación a largo plazo?
El tratamiento es largo, la condición de atopia dura toda la vida aunque va disminuyendo en intensidad a mayor edad. Hasta ahora no existe un tratamiento curativo, pero sí es posible controlar los síntomas, disminuir la intensidad y frecuencia de los brotes y de las complicaciones.
Los tratamientos para las crisis incluyen medicamentos como antialérgicos orales, corticoides orales y tópicos, así como inhaladores nasales y bronquiales. Además, en el área de la inmunología, existen tratamientos con vacunas para los alérgenos específicos más frecuentes, como ciertos ácaros.

Qué recomendaciones nos podría Usted hacer ahora que todavía estamos a tiempo de prepararnos ante una potencial alergia?
El mejor resultado de tratamiento, se obtiene cuando se comienza antes de las crisis, los antihistamínicos, así como los inhaladores y las cremas humectantes en el caso de la piel, deben ser usados como mantención, es decir, también en los períodos que se esté sano.

Cuando ya una persona presenta los síntomas ¿cree que exista algún mecanismo más natural para poder atacar esa alergia?
Los mecanismos naturales, son especialmente las medidas generales de tratamiento, medidas no farmacológicas, indispensables para aliviar. Entre ellas están: evitar el contacto con polvo de habitación, evitar alfombras y peluches, sacudir con paño húmedo, idealmente no en presencia de la persona atópica. No estar presente cuando se corta el pasto o se riega, evitar temperaturas extremas, ambientes contaminados con humo de combustibles y cigarrillo. Las medidas que tienden a subir las defensas del cuerpo son muy útiles, se utilizan vitaminas como la C, propóleo, probióticos, entre otros. El stress emocional empeora los cuadros, y en la medida de lo posible, debe evitarse.

Según su experiencia como dermatóloga, cuáles son los síntomas reales que se presentan cuando empieza la alergia primaveral?, puesto que muchas veces son confundidos con resfriados


Los síntomas son variables e inespecíficos, por eso se confunden con otras enfermedades. Los más frecuentes son el prurito o picazón de la piel, ojos y nariz, estornudos, rinorrea (romadizo), tos, lagrimeo y /o enrojecimiento de los ojos. En general no se presenta con fiebre ni compromiso del estado general, y no es contagioso. En el diagnóstico es indispensable considerar la historia previa de la enfermedad en el paciente y en familiares directos, por lo ya mencionado, de que se trata de una afección hereditaria
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