domingo, 12 de mayo de 2013

Una Maternidad diferente


Gloria Reyes Flores, acaba de cumplir 34 años y ya es mamá de Martín… un pequeño que vino a entregarle muchas alegrías… mucha felicidad… pero también una tristeza inmensa al ver que el tiempo en que compartiría con él sería muy corto.
Cuando quedó embarazada tenía muy claro que se trataba de un niño. Sabía con antelación que el bebé que tenía en su panza era un varón y estaba muy feliz. Comenzó a cuidarse desde el primer instante…  dejó a un lado el cigarro y comenzó a alimentarse como debía para que su bebé se desarrollara lo mejor posible.

Las primeras semanas fueron de dicha absoluta… contándole de manera inexplicable la felicidad que sentía a su círculo cercano… todo hasta ese momento, para ella, iba muy bien.
Sin embargo llegó la semana 12, cuando se realiza la primera ecografía de control más exhaustivo y el doctor simplemente le dijo: “Chiquitita tú bebé viene con complicaciones y su probabilidad de vida es 0”…
Ella lo primero que dijo fue “entonces sáquemelo”… y ahí comenzó un largo camino de angustias encontradas con la felicidad de llevar a Martín en su vientre.
Pensó en más de alguna oportunidad hacerse un aborto terapeútico, sin embargo en nuestro país no está permitido. Buscó entonces la manera de hacerlo en Colombia, lugar donde ella comúnmente visitaba por trabajo. Sin embargo, al pasar el tiempo y pensarlo un poco más… decidió disfrutar cada instante de su embarazo, hasta el día que todo acabara… que podría haber sido en cualquier minuto.
Martín comenzó a crecer y a darle a su madre grandes dichas… esas inexplicables pero hermosas pataditas…  comenzó a crecer su panza y sin darse cuenta llegó el minuto en que ya tenía más de 35 semanas y tanto ella como el doctor tomaron la decisión de inducir el parto  por que estaba creciendo mucho y ya las molestias se hacían evidentes.
“El día que fui a tener a mi hijo, fue uno de los más hermosos y tristes. Ese día se acabaría todo… ese día sabía que sería madre  y a la vez lo perdería  físicamente para siempre. Él era un bebé acraneo, por lo tanto era imposible soñar con la posibilidad que pudiera sobrevivir.  Sin embargo me había preparado durante los 8 meses para este momento”
Martín nació por cesárea cerca de las siete de la tarde en la Clínica Santa María. Hasta ahí llegó su ginecólogo junto a un sacerdote para darle al pequeño el bautismo.
Cuando Gloria tuvo a su hijo entre sus brazos simplemente le dijo “Hola hijo, soy tu mami. Bienvenido … Te amo… y descansa en paz”. Ella no sabía cuánto tiempo Martín lograría estar en este mundo… y así comenzaron a pasar los minutos y ella cada instante lo tuvo en sus brazos conversándole, rezándoles, alimentándolo con calostro y abrazándolo, pues no sabía si el siguiente minuto estaría aún con ella.
Este pequeño estuvo once horas con mamá entregándole los minutos más bellos y especiales.  Tres suspiros hicieron que Gloria se diera cuenta que ya era el momento y que ese mismo día se juntaba la felicidad más inmensa  y a su vez el dolor más grande e intenso de una madre.

Han pasado casi 2 años desde que Martín no está… y ella habla de su pequeño con mucha felicidad, pues sabe que siempre está a su lado, acompañándola en todo  momento.
Hoy tiene ganas de volver a ser madre… de tener su segundo hijo y sólo le pide a Dios que esa ecografía de las 12 semanas pase casi inadvertida. “Sólo pido a Dios que si vuelvo a tener un hijo, me envíe un hijo con el que logre vivir el día a día… la rutina que toda madre vive… que lo pueda ver crecer. Ni siquiera pido un hijo completamente sano… de verdad que si viene con Síndrome de Down, o con una manito menos… o cualquier otra anomalía, se que tendré el valor y lo sacaré adelante por sobre todas las cosas. Pero le pido en lo más profundo que no vuelva a ser acraneo, por que se que volvería a perderlo. Sin embargo, si la vida lo vuelve a hacer… no cambiaría nada… y volvería a vivir mi embarazo y todo tal cual lo hice con Martín, mi primogénito”
Gloria comenta que una de las cosas que mejor le hizo durante el embarazo y luego de él, fue siempre conversar de manera directa y sincera todo el proceso. El hablarlo se transformó en una terapia para ella.
No hay día que no recuerde a su pequeño, sin embargo lo hace con felicidad “Se que mí Martín está bien, muy acompañado y que estamos juntos hasta la eternidad”
Yo soy mamá de un hermoso niño… quizás no estuvo a mi lado lo que hubiera querido… pero estuvo lo suficiente para hacerme la mujer más feliz de este mundo, y eso se agradece”.
 

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