“Cuando seas madre entenderás muchas
cosas”… ¿cuántas veces más de alguien hizo este comentario?... ¿cuántas veces
mientras esperabas a tu primer hijo te instaron a “aprovecha” de dormir?... ¿En
cuántas oportunidades tuviste miedo de lo que vendría y cómo actuarías?
Decena de interrogantes nacen junto al
concebir a tu pequeño… miedos, angustias, ansiedad y una inmensa alegría.
Durante nueve meses y un poco más… se
torna la vida en un devenir de preguntas… en preparar lo mejor posible su
pronta estadía en este mundo… en encontrar equilibrio entre lo que te gustaría
que pasara y el realmente cómo pasará. Disfrutas de un bello embarazo pero a la
vez no paras de cuestionarte cómo lo harás… quién podrá orientarte o
simplemente qué pasará con tu vida cuando ya tengas la responsabilidad entre
tus brazos.
A tú modo de ver y como psicóloga, ¿consideras
que una Mamá primeriza siempre actúa más o menos de la misma manera... con
aprehensiones?
La
aprehensión o la ansiedad es una respuesta común para primerizas. En general,
la ansiedad es una respuesta de temor frente a lo desconocido, y tanto para
mamás y papás que esperan a su primer hijo, la crianza implica un cambio en sus
formas de vivir la vida. Desde cómo reaccionar frente a los llantos, cómo saber
si el bebé necesita comida, cómo saber si está “mañoso” o si se enfermó, quién
lo cuidará cuando termine el posparto, etc.
Ciertamente
hay condiciones que ayudan a que una mamá primeriza sienta menos ansiedad o se
perciba más competente. Por ejemplo, cuando la mamá asiste a talleres donde
logren resolver dudas de crianza, contar con el apoyo de la pareja, armar una
red sólida de apoyo tales como familiares, amistades, pediatra. De este modo,
las mamás perciben que en vez de “pre-ocuparse” por cómo serán como madres,
podrán “ocuparse” tranquilamente de atender a su hijo.
Sin
embargo, la ansiedad no sólo es propia de las madres primerizas, puesto que
cada hijo trae consigo nuevos desafíos y alegrías.
¿Crees tú que puede existir algún
trabajo previo con especialistas para evitar sentir tantos temores que
finalmente son traspasados a los hijos?
Me parece que lo más
importante en cuanto al equipo de salud, es que la mujer embarazada tenga una
relación de confianza plena con su ginecólogo y matrona para que pueda resolver
todas las dudas que surgen en el embarazo. Posteriormente, el contacto con los
pediatras también es un buen parámetro para saber si el desarrollo del bebé es
adecuado y resolver dudas específicas. Además es importante conversar los
temores que surgen con las propias madres, amigas cercanas y personas que hayan
pasado por la experiencia de ser mamá primeriza, para que ayuden a entregar
distintas perspectivas.
Sin
embargo, hay ocasiones en que se requieren de otros especialistas. Por ejemplo,
cuando no ha sido un embarazo deseado o planificado, cuando ha habido pérdidas
anteriores y la madre percibe que vive su embarazo con temores, cuando existe
rechazo hacia el bebé o en general cuando la madre percibe que no están las
condiciones necesarias para recibir a su hijo
-embarazo adolescente, ausencia del padre, duelos, entre otros.
Tratar
cada preocupación a tiempo, e incluso antes del embarazo, será un apoyo para
que logre ejercer su rol en las mejores condiciones. Del mismo modo, una vez
nacido el bebé se debe consultar cuando la mamá percibe que sus preocupaciones
la inhiben de cuidar adecuadamente a su hijo.
¿Consideras que en general esos miedos o temores son un tema conducido
más bien de la sociedad o ellos nacen ante lo desconocido y nuevo de ser mamás?
Existen
varios elementos que uno podría identificar como temores que se traspasan a
través de la sociedad. Un ejemplo muy claro es el mal uso del concepto de
“apego seguro” con fines comerciales que en ocasiones hacen sentir a la madre
más culpable que competentes en su rol.
Del
mismo modo, las exigencias que tienen hoy en día las mamás de rendir tanto en
el ámbito laboral como en lo familiar, sumado a un post natal muy corto, más escasas
redes de apoyo familiares, definitivamente son aspectos de nuestra sociedad que
no colaboran en generar un contexto seguro para proteger a la diada madre-hijo.
Sin embargo, también existen otras preocupaciones que surgen más desde la
historia personal o familiar.
En
cualquiera de los escenarios, es importante tratar a tiempo las preocupaciones
que presentan las madres y movilizar los elementos necesarios para que se
sienta más segura.
Muchas
mamás se sienten abrumadas por tanto cambio cuando nace un bebé. Esto tiene que
ver con un tema de no saber delegar al papá del bebé, o alguna red de apoyo. ¿O
simplemente porque consideran que ellas deben estar al 100% y no tienen derecho
a tener un “respiro”?
Esta
pregunta tiene que ver con dos aspectos. La primera es que la madre cuente
efectivamente con una red de apoyo, y la segunda es cómo la red de apoyo se
hace presente o definitivamente cómo la
madre la ocupa.
Afortunadamente
cada vez se le ha entregado más espacio a los padres para que participen del cuidado de los hijos. Cada día es más común ver a padres
participando en talleres de masaje para bebés y grupos de crianza entre otros,
lo cual implica un involucramiento distinto en su rol en comparación a la
generación anterior.
Del
mismo modo, el retorno al trabajo implica que la mamá tenga que recurrir a
redes de apoyo y dividirse tareas de crianza con el padre u otra persona que la
apoye. Sin embargo, todas las madres necesitan un respiro, o momentos en que se
los dedique a sí mismas. Es imposible cuidar a otro sin cuidarse a sí mismos
primeros.
Cada una de las mamás entrevistadas comentó
que cuando escucharon a su primer hijo llorar por primera vez la emoción
es inexplicable. Por qué sucede de tal
manera... qué es lo que sucede en nuestro interior que hace que el primer
llanto sea una sensación tan mágica e inexplicable.
El
nacimiento de un bebé es un momento muy especial. Se ha estudiado que los
niveles de oxitócica –la hormona del amor- en el parto son muy altos. Es decir,
todo la biología de la mujer se dispone a amar a ese bebé que recién nace y en
ese sentido, el primer llanto de un hijo implica que está vivo y que está allí
presente, listo para ser amado.
Revista Parentalidad Activa
conversó con tres
mamás primerizas que contarán su experiencia previa y cómo han pasado los
primeros meses de vida con sus pequeños. Cada una de ellas profesionales, de las cuales dos han
debido coordinar el ingreso a sus trabajos y el tener que buscar alguna
solución para que sus hijos queden en buen cuidado, mientras la tercera ha
tenido un plazo más extenso en el cuidado de su pequeño para retomar sus
labores profesionales.
Alejandra I. Bustos Andrade
Periodista
Periodista