domingo, 26 de mayo de 2013





“Cuando seas madre entenderás muchas cosas”… ¿cuántas veces más de alguien hizo este comentario?... ¿cuántas veces mientras esperabas a tu primer hijo te instaron a “aprovecha” de dormir?... ¿En cuántas oportunidades tuviste miedo de lo que vendría y cómo actuarías?

Decena de interrogantes nacen junto al concebir a tu pequeño… miedos, angustias, ansiedad y una inmensa alegría.

Durante nueve meses y un poco más… se torna la vida en un devenir de preguntas… en preparar lo mejor posible su pronta estadía en este mundo… en encontrar equilibrio entre lo que te gustaría que pasara y el realmente cómo pasará. Disfrutas de un bello embarazo pero a la vez no paras de cuestionarte cómo lo harás… quién podrá orientarte o simplemente qué pasará con tu vida cuando ya tengas la responsabilidad entre tus brazos.

Conversamos con la Psicóloga del Centro de Salud del Niño y Adolescente CESANA,  Ana María Gallardo quien nos respondió acerca de algunas interrogantes derivadas de la aprehensividad y el cuidado del primer hijo, que en general es con demasiado frenesí, provocando a la larga y en muchas ocasiones inseguridad en el futuro de ellos y uno que otro estrés por parte de la madre que trata de “hacer todo bien”.
 
 
 
 A tú modo de ver y como psicóloga, ¿consideras que una Mamá primeriza siempre actúa más o menos de la misma manera... con aprehensiones?
La aprehensión o la ansiedad es una respuesta común para primerizas. En general, la ansiedad es una respuesta de temor frente a lo desconocido, y tanto para mamás y papás que esperan a su primer hijo, la crianza implica un cambio en sus formas de vivir la vida. Desde cómo reaccionar frente a los llantos, cómo saber si el bebé necesita comida, cómo saber si está “mañoso” o si se enfermó, quién lo cuidará cuando termine el posparto, etc.
Ciertamente hay condiciones que ayudan a que una mamá primeriza sienta menos ansiedad o se perciba más competente. Por ejemplo, cuando la mamá asiste a talleres donde logren resolver dudas de crianza, contar con el apoyo de la pareja, armar una red sólida de apoyo tales como familiares, amistades, pediatra. De este modo, las mamás perciben que en vez de “pre-ocuparse” por cómo serán como madres, podrán “ocuparse” tranquilamente de atender a su hijo.
Sin embargo, la ansiedad no sólo es propia de las madres primerizas, puesto que cada hijo trae consigo nuevos desafíos y alegrías.
¿Crees tú que puede existir algún trabajo previo con especialistas para evitar sentir tantos temores que finalmente son traspasados a los hijos?
Me parece que lo más importante en cuanto al equipo de salud, es que la mujer embarazada tenga una relación de confianza plena con su ginecólogo y matrona para que pueda resolver todas las dudas que surgen en el embarazo. Posteriormente, el contacto con los pediatras también es un buen parámetro para saber si el desarrollo del bebé es adecuado y resolver dudas específicas. Además es importante conversar los temores que surgen con las propias madres, amigas cercanas y personas que hayan pasado por la experiencia de ser mamá primeriza, para que ayuden a entregar distintas perspectivas.
Sin embargo, hay ocasiones en que se requieren de otros especialistas. Por ejemplo, cuando no ha sido un embarazo deseado o planificado, cuando ha habido pérdidas anteriores y la madre percibe que vive su embarazo con temores, cuando existe rechazo hacia el bebé o en general cuando la madre percibe que no están las condiciones necesarias para recibir a su hijo  -embarazo adolescente, ausencia del padre, duelos, entre otros.
Tratar cada preocupación a tiempo, e incluso antes del embarazo, será un apoyo para que logre ejercer su rol en las mejores condiciones. Del mismo modo, una vez nacido el bebé se debe consultar cuando la mamá percibe que sus preocupaciones la inhiben de cuidar adecuadamente a su hijo.
¿Consideras que en general esos miedos o temores son un tema conducido más bien de la sociedad o ellos nacen ante lo desconocido y nuevo de ser mamás?
Existen varios elementos que uno podría identificar como temores que se traspasan a través de la sociedad. Un ejemplo muy claro es el mal uso del concepto de “apego seguro” con fines comerciales que en ocasiones hacen sentir a la madre más culpable que competentes en su rol.
 
 
 
Del mismo modo, las exigencias que tienen hoy en día las mamás de rendir tanto en el ámbito laboral como en lo familiar, sumado a un post natal muy corto, más escasas redes de apoyo familiares, definitivamente son aspectos de nuestra sociedad que no colaboran en generar un contexto seguro para proteger a la diada madre-hijo. Sin embargo, también existen otras preocupaciones que surgen más desde la historia personal o familiar.
En cualquiera de los escenarios, es importante tratar a tiempo las preocupaciones que presentan las madres y movilizar los elementos necesarios para que se sienta más segura.
Muchas mamás se sienten abrumadas por tanto cambio cuando nace un bebé. Esto tiene que ver con un tema de no saber delegar al papá del bebé, o alguna red de apoyo. ¿O simplemente porque consideran que ellas deben estar al 100% y no tienen derecho a tener un “respiro”?
Esta pregunta tiene que ver con dos aspectos. La primera es que la madre cuente efectivamente con una red de apoyo, y la segunda es cómo la red de apoyo se hace presente o  definitivamente cómo la madre la ocupa.
Afortunadamente cada vez se le ha entregado más espacio a los padres para que participen del cuidado de los hijos. Cada día es más común ver a padres participando en talleres de masaje para bebés y grupos de crianza entre otros, lo cual implica un involucramiento distinto en su rol en comparación a la generación anterior.
Del mismo modo, el retorno al trabajo implica que la mamá tenga que recurrir a redes de apoyo y dividirse tareas de crianza con el padre u otra persona que la apoye. Sin embargo, todas las madres necesitan un respiro, o momentos en que se los dedique a sí mismas. Es imposible cuidar a otro sin cuidarse a sí mismos primeros.
 
 Cada una de las mamás entrevistadas comentó que cuando escucharon a su primer hijo llorar por primera vez la emoción es  inexplicable. Por qué sucede de tal manera... qué es lo que sucede en nuestro interior que hace que el primer llanto sea una sensación tan mágica e inexplicable.
El nacimiento de un bebé es un momento muy especial. Se ha estudiado que los niveles de oxitócica –la hormona del amor- en el parto son muy altos. Es decir, todo la biología de la mujer se dispone a amar a ese bebé que recién nace y en ese sentido, el primer llanto de un hijo implica que está vivo y que está allí presente, listo para ser amado.
Revista Parentalidad Activa
conversó con tres mamás primerizas que contarán su experiencia previa y cómo han pasado los primeros meses de vida con sus pequeños.  Cada una  de ellas profesionales, de las cuales dos han debido coordinar el ingreso a sus trabajos y el tener que buscar alguna solución para que sus hijos queden en buen cuidado, mientras la tercera ha tenido un plazo más extenso en el cuidado de su pequeño para retomar sus labores profesionales. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Alejandra I. Bustos Andrade
Periodista

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