miércoles, 26 de diciembre de 2012

Psicología Gráfica



Más allá del Viejito Pascuero y los regalos, quisimos hacer un alto en la sección PSICOLOGÍA GRÁFICA para recordar la importancia de la navidad como un Rito Familiar.
En primer lugar, los ritos refieren a la celebración de  aquellas costumbres y/o ceremonias, las cuales se traspasan de generación en generación.
Algunos ritos distan un tanto de su significado inicial. Por ejemplo, la búsqueda de huevos en Pascua de Resurrección ha tenido múltiples interpretaciones y atribuciones de significados durante siglos. Lo mismo ha sucedido con Navidad, ya que si bien se honra el nacimiento del niño Dios, esta celebración ha ido evolucionando acorde a las costumbres de cada país. Un ejemplo, es que se atribuyen los adornos del árbol de navidad a la costumbre de colgar manzanas en árboles para celebrar la fecundidad, o la estrella en la cima del árbol pare recordar la estrella fugaz que guió a los reyes magos.
Sin embargo, más allá de la relevancia que tiene recordar el origen de cada costumbre, también queremos mencionar la importancia que tienen éstas en la formación de niños y niñas. Para ellos, cada celebración que transcurre le entrega sentido de pertenencia a un sistema familiar. Le recuerda cuáles son los componentes de la identidad familiar, sus respectivas creencias y valores. Entre más tempranamente se comiencen a incorporar a niños y niñas dentro de estos ritos, más fácilmente y con mayor naturalidad accederá a participar, colaborar y creer en ellos.




Así mismo, la importancia de la celebración de noche buena recae en los preparativos que conlleva, los cuales son motivos de generar espacio de convivencia cada vez más importante dentro de las rutinas familiares que decrecen acordes a la sobredemandas y exigencias que deben cumplir padres-madres o cuidadores. Del mismo modo, genera importantes puentes afectivos entre las generaciones de la familia en el traspaso de las costumbres asociadas (las recetas de galletas de la abuela, la cena familiar que se repite año tras años, las historias que abuelos cuentan a sus nietos, etc.).
Por último, no olvidemos el mundo de fantasías que se desarrolla en torno a la navidad. Basta con sentarse a conversar 10 minutos con un niño para escuchar infinitas historias y mitos acerca del Viejo Pascuero, los renos, el polo norte, las galletas y el vaso de leche que desaparecen en noche buena. Si bien no debemos perder el norte de la fiesta de navidad (y de toda celebración independiente de la religión), tampoco debemos desestimar el mundo creativo de nuestros niños y niñas.



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