Psicología Gráfica
Más allá del Viejito Pascuero y los
regalos, quisimos hacer un alto en la sección PSICOLOGÍA GRÁFICA para recordar
la importancia de la navidad como un Rito
Familiar.
En primer lugar, los ritos refieren a
la celebración de aquellas costumbres
y/o ceremonias, las cuales se traspasan de generación en generación.
Algunos ritos distan un tanto de su
significado inicial. Por ejemplo, la búsqueda de huevos en Pascua de
Resurrección ha tenido múltiples interpretaciones y atribuciones de
significados durante siglos. Lo mismo ha sucedido con Navidad, ya que si bien
se honra el nacimiento del niño Dios, esta celebración ha ido evolucionando
acorde a las costumbres de cada país. Un ejemplo, es que se atribuyen los
adornos del árbol de navidad a la costumbre de colgar manzanas en árboles para
celebrar la fecundidad, o la estrella en la cima del árbol pare recordar la
estrella fugaz que guió a los reyes magos.
Sin embargo, más allá de la relevancia
que tiene recordar el origen de cada costumbre, también queremos mencionar la
importancia que tienen éstas en la formación de niños y niñas. Para ellos, cada
celebración que transcurre le entrega sentido de pertenencia a un sistema
familiar. Le recuerda cuáles son los
componentes de la identidad familiar, sus respectivas creencias y valores.
Entre más tempranamente se comiencen a incorporar a niños y niñas dentro de
estos ritos, más fácilmente y con mayor naturalidad accederá a participar,
colaborar y creer en ellos.
Así mismo, la importancia de la
celebración de noche buena recae en los preparativos que conlleva, los cuales
son motivos de generar espacio de convivencia cada vez más importante dentro de
las rutinas familiares que decrecen acordes a la sobredemandas y exigencias que
deben cumplir padres-madres o cuidadores. Del mismo modo, genera importantes puentes afectivos entre las generaciones
de la familia en el traspaso de las costumbres asociadas (las recetas de
galletas de la abuela, la cena familiar que se repite año tras años, las
historias que abuelos cuentan a sus nietos, etc.).
Por
último, no olvidemos el mundo de fantasías que se desarrolla en torno a la
navidad. Basta con sentarse a conversar 10 minutos con un niño para escuchar
infinitas historias y mitos acerca del Viejo Pascuero, los renos, el polo
norte, las galletas y el vaso de leche que desaparecen en noche buena. Si bien
no debemos perder el norte de la fiesta de navidad (y de toda celebración
independiente de la religión), tampoco debemos desestimar el mundo creativo de
nuestros niños y niñas.
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