jueves, 3 de enero de 2013


No quiero seguir aquí



Más allá de estar viviendo una de las épocas del año más familiares, acogedoras  y alegres, Revista Parentalidad Activa no puede dejar de comunicar el último informe que dio a conocer el Ministerio de Salud (MINSAL) sobre la situación que viven actualmente los jóvenes de nuestro país. El estudio “Epidemiología del Suicidio en la Adolescencia y Juventud” del Departamento de Salud Pública de la Universidad Católica,  señala que Chile posee  un record que no nos enorgullece, relacionado al aumento presentado en la tasa de suicidio en particular en los rangos de edad que van de los 20 a 24 años.

Ante esta situación conversamos con el Dr. Jorge Barros,  Médico Psiquiatra del Hospital Clínico UC San Carlos de Apoquindo, para que nos aclarara algunos aspectos de modo de orientar a padres/madres u familiares que deban enfrentar este tipo de problemáticas.
En primer lugar, respecto a la frecuencia de los suicidios en Chile, el especialista señala que si bien las cifras han aumentado en nuestro país y sobretodo en la adolescencia, nos aclara que la depresión y el suicidio son cosas excepcionales en la adolescencia y es que no son algo que debiese ser una preocupación en el día a día de los padres. En este sentido, nos menciona “(…) 1600 personas se suicidan al año, lo que es harto sin duda, son más personas que las que  mueren por accidente de auto, pero no digamos que  son 1.600 adolescentes” refiriéndose  a que esta cifra incluye adultos y personas mayores. Agrega “entonces no digamos que la  adolescencia es suicida la que tenemos en Chile;  tampoco hay que  pensar que toda actitud necesariamente de un adolescente es sinónimo de suicidio.” 
Respecto a los signos de alerta que debiesen tener en cuenta los padres, el especialista menciona que  “la ideación suicida puede no advertirse, pero hay lo que se llaman criterios de riesgo de suicidio, como haber tenido un intento suicido, estar con un cuadro depresivo, conductas de impulsividad, las conductas autodestructivas, el abuso de drogas y alcohol”.  Así mismo, añade que no necesariamente estos aspectos nos deben hacer pensar inmediatamente en que la persona cometerá un suicidio, pero que esta es una conducta probable. Agregamos la importancia de conocer las particularidades de cada adolescente.
 Respecto de la pregunta de cómo diferenciar las características propias del adolescente con algún indicador de riesgo, el Dr. Barros señala que “el retraimiento, la tristeza, la rabia, la hostilidad forman parte de la vida cotidiana de los adolescentes y los no adolescentes. Lo que pasa es que el retraimiento es un rasgo que se hace manifiesto en un ámbito, por ejemplo un chiquillo que terminó con su polola está retraído en la mesa con sus papás porque terminó con la polola , pero cuando está con los amigos está muerto de la risa (…)es un retraimiento que tiene cierta proporcionalidad con el evento que lo determinó, pero cuando el retraimiento es una especie de actitud o sentimiento que acompaña al sujeto a todas partes donde va, que va increscendo  y no hay manera de movilizar ese estado emocional a otro, entonces falta flexibilidad. No es que haya que pensar necesariamente que estamos ante un riesgo suicida, sino que está sufriendo de una manera que no se comprende bien y sería bueno que alguien que se dedica estas cuestiones le eche una mirada y converse con él”.
Por otra parte, indagamos  acerca del mito en nuestra sociedad que alude a que las personas que avisan, eventualmente no lo harían. Ante la pregunta, el especialista señala que no existe un patrón específico, pero es enfático en mencionar “esas cosas hay que tomárselas en serio, de ninguna manera desestimar esas cosas como se suele hacer, como una actitud de histeria, porque puede que eventualmente lo sea, pero hay que tomarlas con la seriedad que están siendo manifiestas (…)”. En este sentido, el especialista  enfatiza que nunca una ideación, algún aviso o autoagresión debe ser pasado por alto.
Por último, respecto de a quienes recurren habitualmente los adolescentes y qué deben hacer los padres, el Dr. Barros señala que los adolescentes “recurren a la persona más cercana, puede ser abuelo, tío, el papá o la mamá, un amigo, par o un profesor, raramente al doctor”, siendo enfático que cuando esto sucede, se debe consultar inmediatamente a un psiquiatra o un psicólogo como primera medida.

Factores Protectores:
Por último, no quisimos terminar el año 2012 sin entregar algunos factores protectores que previenen el suicidio en adolescentes. Si bien estos fueron planteados de modos de prevención en estas temáticas, también deben considerarse para el desarrollo integral de niños y adolescentes. De este modo, planteamos como tarea para el año venidero, identificar fortaleces  y desarrollar los aspectos más débiles dentro de cada integrante del sistema familiar.


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