Cuando una relación nace… cuando
dos personas se enamoran y deciden unir sus vidas para siempre, lo hacen
pensando que caminarán por el mismo camino de por vida. Buscan un espacio donde vivir y crecer juntos
en convivencia. En este gran amor aparecen los hijos y la familia va tomando
forma. Sin embargo, muchas veces y por
distintos motivos, la rutina, las diferencias de opiniones, la falta de
comunicación va desgastando ese sentimiento que en un principio era casi
indestructible hasta el punto de tomar la triste decisión de alejarse por un
mejor bien estar. Ante ello y ahora que estamos prontos a vivir fechas tan
importantes pero sobre todo tan familiares es que nos acercamos a conversar con
la Psicóloga y Terapeuta Familiar y de Parejas Amanda Cortés para que nos
cuente qué pasa con los hijos cuando sus
padres deciden que ya no pueden o deben vivir
más juntos.
Es sabido por todos que cuando un matrimonio fracasa los que más sufren son
los niños. Ante ello, ¿crees necesario que los hijos sea derivados
"obligatoriamente" a un especialista para amortiguar - de cierta
manera - algún posible trastorno emocional o es posible que sea simplemente
conversado por los padres?
La separación significa varios duelos para un grupo familiar. Hay un
proceso conyugal (de pareja amorosa) que se acaba, una pareja parental que
cambia radicalmente su forma de funcionar en el mundo, hijos cuya estructura y
relaciones familiares ahora serán muy diferentes, familias extensas y distintos
medios sociales (colegio, iglesia, trabajo) que son impactados por estos
cambios, entre otros.
En este sentido, es importante aceptar como válida la experiencia de cada
miembro con la mayor apertura y el menor juicio posibles. Viéndolo de ese modo,
no siempre son los niños quienes más dolor atraviesan, pero sí son los menos
preparados para enfrentar este proceso y, de todas maneras, los menos
responsables de lo que haya pasado. Pensando en esto, es sumamente importante
que los papás, mientras lidian con su propio duelo, puedan ocuparse de y estar
atentos al proceso que atraviesan los niños.
En muchos casos consultar a un especialista no se hace necesario cuando los
padres mantienen una buena relación pese a su separación, una buena
comunicación familiar y redes de apoyo activada que ayudarán a superar bien
esta crisis.
Sin embargo, en otros casos sí puede ser de gran ayuda no sólo para alivianar
el dolor del proceso mismo, sino también para reducir posibles consecuencias
negativas a futuro. Para esto hay distintas opciones, desde un par de sesiones
de consultoría donde los padres puedan ser guiados por un especialista en cómo
enfrentar esto con sus hijos, hasta procesos de psicoterapia individuales para
cada miembro o para la familia en su conjunto con el fin de trabajar más en
profundidad la experiencia. Todo dependerá del caso, pero si ven dificultades o
tienen dudas, siempre es mejor consultar. No se pierde nada y se puede ganar
mucho.
¿Qué consejos o
sugerencias crees necesaria brindar a los padres frente a sus hijos cuando
deciden separarse?
El periodo que rodea una separación es muy duro para los padres. Entre la
angustia e incertidumbre, muchas veces se vuelve difícil mantener a los hijos fuera
de los problemas de la pareja, cuando justamente una de las consecuencias más
dañinas que podría tener una separación es “triangular”, más conocido como “meter
a los hijos entre medio”. Ante ello, los papás deben ser muy cuidadosos y
evitar pelear frente a los niños, no hacerles comentarios negativos sobre el
otro papá, no usar a los hijos de mensajeros ni apoyarse en ellos como si
fueran sus amigos.
Hay que tener muy claro que los hijos no son quienes se separan, siguen
siendo igualmente hijos de ambos y ellos
también están sufriendo. Esto no significa ser súper papás sin sentimientos
dolorosos y que no cometen errores, pero tener esto claro ayuda a parar,
respirar, mirarse y ver cómo se está actuando, permitiendo hacerlo de la mejor
manera posible y pudiendo saber cuándo se necesita pedir apoyo para estar bien,
disponibles y tranquilos para cuidar de los niños.
También es clave conversar del tema con los niños, una vez que la decisión
haya sido hablada entre ambos padres, y siempre recalcando que esto no tiene
que ver con ellos y que no significará perder el amor de ninguno de los papás,
así como tampoco de las familias de origen de cada uno. Esto puede hacerse en
un momento destinado especialmente para ello, con todos los hijos o uno a uno,
de distintos modos: conversando si son mayores o, si son chicos, a través de
cuentos, dibujos, juegos familiares y distintas técnicas*. Es clave tener claro
que este proceso afecta a todos los miembros de la familia, lo manifiesten
abiertamente o no, y que lo que cada uno sienta puede ir variando con el
tiempo. Al tener roles, edades y personalidades distintas, no todos tienen la
misma responsabilidad sobre la separación, como tampoco las mismas herramientas
para manejar este proceso.
Como adultos, el rol de cuidar a los miembros de la familia con menos
capacidades para enfrentar esto recae en los papás. Es importante no sólo
conversarlo con ellos cuando recién se de la separación, sino dejar abierto el
espacio e ir chequeando a lo largo del tiempo cómo se sienten los niños. Si
como papás no se sienten listos para hacerlo o tienen dudas deben pedir apoyo ya sea en sus familias, amigos, instituciones
como iglesias y por supuesto el equipo de CESANA están ahí para poder
acompañarlos en esta nueva etapa.
Por último, es importante poder hablar del tema con quienes tienen contacto
con los niños, pidiéndoles su ayuda, sean estos abuelos, familia de los amigos
de los niños o colegio. Todo esto son factores muy importantes que se ponen en
juego en estas situaciones.
Los niños absorben todo lo que ven y escuchan, sobre todo cuando se trata
de discusiones intrafamiliares, ¿crees que exista algún pequeño que no le
afecte una separación entre sus padres?
Efectivamente, los niños son esponjas tanto de lo bueno como de lo malo.
Creo que tras un cambio vital de este tamaño es imposible que alguien (niño o
adulto) no se vea afectado, para bien o para mal. No olvidemos que una
separación, aunque siempre es difícil y suena dura, muchas veces es una
decisión sana y positiva que de hecho mejora la calidad de vida y las relaciones
de los miembros de la familia, por lo que no es ley que traiga problemas, sino
todo lo contrario. Todo depende de cómo se aborde este proceso.
Así, me parece importante tener siempre presente que a nadie le es
indiferente, ya que bastante a menudo las personas no expresamos qué nos pasa,
sobre todo cuando somos niños, y esto a veces es entendido equivocadamente por
los otros como “está bien” o “le da lo mismo”. No sólo nos cuesta decir qué
sentimos y por qué, sino que también nos es difícil darnos cuenta de que nos
pasa algo, y de qué es lo que nos pasa. Por eso, es importante que los papás sepan
que sus hijos van a sentir emociones fuertes y que pueden mostrar cambios luego
de una separación, pero que estos no necesariamente serán negativos ni
permanentes. Evidentemente, si ven alguna diferencia muy grande que se sostiene
en el tiempo o que les preocupa, es preferible consultar para evaluar la
situación.
La Navidad es una fecha tradicionalmente familiar, ¿cómo podemos apoyar a
los padres para que ese día sea lo menos traumático para un niño cuando ellos
deciden que ya no pasaran esos días juntos como familia?
La Navidad es una fecha familiar así como una pareja de papás que se separa
pasa a ser una familia separada. Una separación no significa que se disuelve la
familia, sino sólo la pareja conyugal. Sigue habiendo hijos, papás, nietos,
primos, abuelos. Esto es fácil de entender, pero difícil de vivir cuando se es
niño. Sin embargo, no es imposible. Conversar con anticipación con los hijos
sobre esta nueva modalidad de vivir las fiestas, preguntarles qué sienten con
esto y qué esperan que pase (que no es lo mismo que hacer que ellos tomen las
decisiones) y acoger sus ansiedades es muy importante. Existen muchos niños que
pasan la noche del 24 en una casa y la mañana del 25 en otra, y saber cuándo
irán dónde, con quién y por qué es muy aliviador. Por supuesto, a esto
sumémosle todo lo dicho en la segunda pregunta y ¡mucha energía para jugar con
sus hijos y disfrutarlos al máximo en estas fechas!
Crees tú que se acrecienta a nivel emocional las actitudes de un niño
para estas fechas? o en la experiencia de la vivencia de una separación
de los padres ellos emocionalmente están perjudicados en todo momento?
Como señalé antes, una separación siempre es difícil y dolorosa, pero no
necesariamente perjudica. En este sentido, durante el primer tiempo siempre
habrá emociones difíciles en los niños y mucha confusión, pero esto podrá ir
sanando con el tiempo y apoyo de su entorno. Sin embargo, estas fechas son
complejas. Al cansancio de terminar el año escolar sumémosle que usualmente
estará el deseo de pasar las fiestas todos juntos, y la necesidad de ir
adaptándose a una nueva forma de celebrar. Ya no estamos todos, y muchas veces
se suma gente nueva (padres con nuevas parejas, por ejemplo). Si bien no es
ley, sí es probable que durante las primeras fiestas separados le sea difícil
al niño estar tranquilo y, como expliqué antes, que esto no se manifieste o se
manifieste de modo encubierto (problemas de conducta, dolores, problemas de
apetito cerca de las fechas), pero con apoyo, buena comunicación y honestidad
se puede superar totalmente.

¿Según tu experiencia, entre una madre y un padre cuál de ellos tiende a
manipular más la situación de "propiedad" de un hijo?
Es súper importante este tema, sobre todo a propósito de la triangulación
que mencioné antes. El hijo no es propiedad de nadie, como tampoco es más hijo
de un padre que del otro. Si bien existen casos donde no hay una relación de
amor y cuidado por parte de uno de los padres hacia el niño, en la mayoría de
las situaciones esto no es así y para él ambos papás son importantes y valiosos,
sean evaluados como buenos papás por los demás o no. Tener esto claro, respetar
los sentimientos del niño (independiente de que coincidan con lo que los demás
creen) y dejar los problemas de la pareja fuera del amor papá-hijo es
fundamental.
En general tiende a culparse a las mamás de manipular a sus hijos ya que
suelen vivir con ellos y tener una relación más estrecha, sobre todo cuando son
niños pequeños, pero esto no es una regla. Más que ser la mamá o el papá, el que
alguno (o ambos) manipule a su hijo depende de su personalidad y situación
emocional. Debemos ser cuidadosos con juzgar gratuitamente, pero también con hacernos
los ciegos y no ver si estamos haciéndole daño a un niño o si alguien cercano a
nosotros está cayendo en esto y requiere apoyo, ya que este tipo de conductas
son de las más dañinas para un niño.
¿La familia no núcleo puede ayudar o apoyar a esta familia que se
desintegra de alguna manera en pos de mantener - en cierto grado - un nivel emocional
más favorable en los niños?
Primero que todo: papás, ¡su familia ha cambiado, pero no se desvaneció! Es
muy frecuente pensar que una separación es el fin de una familia, y esto muchas
veces es la razón por la que parejas que están dañándose al estar juntas (tanto
la pareja de padres como a sus hijos) sigan así, o peor. Evidentemente, la idea
es evitar la separación y no echar mano a ella al primer problema (ya que en
toda pareja y familia habrá dificultades), pero también es fundamental aceptar
que existen situaciones donde sencillamente la situación no puede sostenerse en
buenas condiciones, no se logrará un cambio y se ha vuelto un ambiente tóxico. En
estos casos, la familia extensa es importantísima tanto para los hijos como
para los papás. Son un apoyo instrumental y emocional tremendo. Gestos como conversaciones
orientadoras, un llamado para preguntar cómo están, sacar a pasear a los niños
para darles alegría y al mismo tiempo un espacio a los padres, ayudar en la
mudanza, en buscar colegios, en desahogarse y tantos otros gestos definitivamente
marcan la diferencia en cómo la familia vive esta crisis. La compañía, la
comprensión, aclarar que esto no tiene que ver con los niños (ya que es muy
frecuente que se sientan culpables de la separación y, peor aún, que no lo
digan), el estar ahí sin juzgar ni condenar, el permitir al otro (padres e
hijos) que expresen qué sienten y pidan lo que necesitan sin tener miedo de
dañar al otro es muy importante. Muchas veces, con el agobio de la separación,
es difícil para los niños pedir algo a sus papás al verlos evidentemente
afectados: los tíos, primos y abuelos pueden ayudarlos mucho.
En una
separación y en estas festividades de fin de año, ¿es normal que los padres
decidan turnarse para pasar con sus hijos uno Navidad y el otro Año Nuevo? si
es así, ¿eso afecta al niño?
Absolutamente; es esperable y muy frecuente en papás
separados. De hecho, cuando existe una mediación legal de por medio, así se
distribuyen los regímenes de visita. Los niños necesitan tener un ambiente
estable y seguro y saber qué esperar, y en ese sentido saber de antemano cuándo
estarán y dónde los ayuda a tranquilizarse. Siempre será difícil no poder estar
con quien quieran cuando quieran, pero si esto es manejado adecuadamente por
ambos padres, no debiera haber mayores problemas. Además, como una vez me
dijeron por ahí, qué entretenido es tener doble comida navideña, doble regalo
del Viejito y doble abrazo de año nuevo. Una separación siempre duele, frustra,
da rabia y confunde. Sin embargo, muchas veces puede ser la mejor decisión.
Ahora, enfoquémonos en reconstruir la familia desde este nuevo lugar y ¡a
llenarse de energía y mirar la mitad llena del vaso, que nuestra
vida no depende de qué nos pase, sino de qué hacemos con eso!

Queda claro finalmente que los niños no
deben sentirse culpables cuando sus padres toman esa decisión. Ellos siempre
seguirán siendo parte de los dos, más allá que la vida familiar se vea un tanto
modificada.
La labor de los padres será entonces,
el principal precursor para evitar en sus pequeños sufran malestares emocionales
de consideración. Para ello, deberán apoyarse, sino pueden en su propia
comunicación, en profesionales que los orienten para que sus pequeños aprender
a vivir de la nueva manera… algunas veces con el papá y otras con la mamá.
Alejandra I. Bustos Andrade
Encargada de Comunicaciones Cesana
Periodista