martes, 27 de noviembre de 2012


ENTREVISTA - REVISTA PARENTALIDAD ACTIVA - CESANA 


Abuso Sexual Infantil (ASI)

Últimamente en la palestra de noticieros, en reportajes de televisión, en información a través de medios radiales, hacen notar acerca de un tema que ha tomado mayor expectación por parte de la sociedad. Y es que el Abuso Sexual Infantil (ASI) no  es que se haya  masificado y que los pedófilos han ido en aumento, sino que los niños han comenzado a hablar, los adultos se han comenzado a dar cuenta y en conjunto han tomado las medidas denunciando a gran parte de ellos para que no queden impunes ante la ley.
Jardines infantiles con pequeños de cuatro años… colegios con niños de diez y hasta adolescentes son víctimas de estos abusadores.



La Psicóloga Jurídico Forense y Coordinadora del área Psico-jurídico en Cesana, Vania Saavedra nos entregó pautas de gran relevancia para lograr clarificar que pasa en nuestro país con el ASI.


¿Han aumentado los casos de ASI en Chile ya sea en jardines infantiles como en establecimientos educacionales?
En mi opinión, los casos que han sido expuestos en los medios comunicacionales en el último tiempo no necesariamente indican un aumento de este tipo de delitos, sino mas bien advierten de una mayor visibilización y movilización ante los mismos; cuestión que se ve reflejada en las estadísticas del Ministerio Público, respecto de un incremento en las denuncias por victimizaciones sexuales.

Cabe señalar, que el abuso sexual infantil no sólo puede generarse en el espacio educacional de un niño(a), sino que en cualquier contexto de desarrollo del mismo. Al respecto, es importante comprender en el 70 a 80% de los casos a nivel nacional e internacional, el(la) abusador(a) y/o agresor(a) resulta ser un familiar o un cercano al niño(a).

Por otra parte, debe quedar claro que el  ASI se considera como tal, cuando un niño, niña o adolescente se ve expuesto a contenidos de índole sexual (películas, fotografías), tocamientos en sus partes del cuerpo, estimulación de las mismas, e incluso al ser testigos de conductas sexuales entre adultos; existiendo con una diferencia de edad, fuerza o poder con el agresor(a). En general, es todo acto de carácter sexual al que los niños y adolescentes se ven sometidos por un adulto, en el cual pueden mediar variables como la manipulación y/o amenazas.





S
ería de vital importancia que los establecimientos educacionales puedan crear o articular protocolos de acción en torno a la prevención con niños(as) y padres, así como en cuanto a la intervención, cuando las situaciones abusivas se relatan o visibilizan en la escuela. Ello, debido a la importancia de que el niño(a) o adolescente afectado, pueda contar con una respuesta coherente desde el sistema educacional.


Muchos padres desconocen cómo lograr visualizar si uno de sus hijos está siendo manipulado por algún abusador o quizás siendo claramente víctima de sus atrocidades.
Cómo se detecta si un niño o niña está siendo abusado (a)
Tenemos que comprender que no existen indicadores específicos o unívocos que puedan advertir de una situación de abuso sexual hacia un niño(a).
Sin embargo, la literatura victimológica describe que de acuerdo a la etapa vital de los niños(as), estos pudieran ir demostrando en el entorno algunas manifestaciones emocionales, conductuales, sociales o sexuales que los adultos cercanos, padres o profesionales debemos ser capaces de distinguir y por ende consultar a especialista cuando sospechamos que un alumno o hijo pudiera estar experimentando alguna victimización sexual.
Algunos de los síntomas más recurrentes que se observan en pre-escolares y escolares, suelen ser enuresis (hacerse pipí cuando ya controla esfínter), encopresis (retener las heces fecales), pesadillas, temores nocturnos, conductas sexualizadas con niños y/o adultos, irritabilidad, manifestación de dolor en sus genitales o enrojecimiento de los mismos (cuando se ha descartado infección o una cocedura), rechazo a adultos de género masculino o femenino, descenso en las notas o desmotivación ante sus deberes escolares.
Así también, en los adolescentes pueden observarse múltiples síntomas o conductas que podrían advertirnos la necesidad de consultar, como angustia, rechazo a su corporalidad, vergüenza ante los adultos, ideaciones suicidas, alteraciones del sueño, conducta hipersexualizada y/o promiscua (diferente a la que se espera en ese ciclo del desarrollo), entre otros.
Es preciso indicar que ante un relato o testimonio de un niño(a) o adolescente sobre un delito sexual que pudiera haber sufrido, los adultos cercanos, seamos o no familiares del niño, nos vemos en la obligación ética de denunciar la situación, para que las autoridades competentes puedan clarificarla.





Así es importante tanto como denunciar la situación, tener también la precaución de visualizar como padres y tomar todas las medidas pertinentes para confirmar con quién dejará a su pequeño tantas horas en el establecimiento educacional. Ante ello cómo se podría detectar que un profesor tiene perfil de abusador/a?

Es importante hacer hincapié en el hecho de que no existe un perfil único de quienes han cometido agresiones sexuales o que podrían cometer. Debe quedar claro que no todos quienes cometen este tipo de delitos sufren el trastorno llamado pedofilia y que por lo demás, no existe ningún instrumento psicológico o psiquiátrico que nos permita anticipar un perfil de estos agresores(as), salvo indagar en control de impulsos de estas personas y/o en estructuras y rasgos de personalidad.

Por ende, cualquier adulto(a) podría eventualmente cometer un delito sexual en contra de niños(as), tanto hombres (mayor porcentaje) como mujeres; a pesar de que en Policía de Investigaciones de Chile se han ido registrando diferencias por agresor(a) en cuanto a preferencia de sexo por niño y tipo de vulneración sexual cometida.
También es importante dar a conocer que en alrededor de 10% de los casos, el agresor(a) sexual mantiene diagnóstico de algún trastorno (no necesariamente de pedofilia) como psicopatía u otros.
Debido a lo anterior, resulta vital que los padres o cuidadores de niños(as) tengan claridad de que no existe una diferenciación de edad ni profesiones para catalogar a un agresor(a) sexual como tal y que es deber de nosotros el psicoeducar a nuestros niños(as) para que estos puedan delimitar los espacios en que se encuentran al cuidado o supervisión de adultos, tanto en la escuela como en otros espacios recreativos y/o familiares.

  

Psicológicamente hablando, ¿un niño que ha sufrido un abuso sexual podría presentar siempre una consecuencia o secuela emocional)

Aquellos niños(as) o adolescentes que han sufrido experiencias de abuso sexual pueden demostrar múltiples consecuencias o secuelas tanto emocionales, como conductuales, interpersonales y psicosexuales; inclusive un 10 a 15% de estos pueden no desarrollar ningún síntoma o consecuencia asociada (ello dependerá de los recursos personales del niño, abordaje familiar y social).

Sin embargo, debe entenderse que cualquier abuso o agresión sexual a niños(as), implica un atentado a su integridad sexual y/o libertad sexual (en caso de los adolescentes), por lo que resulta prioritario el proteger inicialmente a las víctimas del agresor(a) que han reconocido como tal, para luego consultar a los profesionales del ámbito jurídico (en caso de que estén participando de un proceso de investigación penal) o de áreas de la medicina y psicología, si es que es pertinente que el niño(a) afectado reciba intervención especializada a raíz del delito sufrido.

En general, mientras más temprana sea la intervención que reciban los niños(as), existe mayor posibilidad de que puedan re significar este tipo de experiencias que suelen configurarse como traumáticas. Evidentemente, dependerá de la edad, recursos personales, familiares y sociales, la recuperación de estas víctimas infanto-juveniles.
Por último, se debe hacer mención a un mito social recurrente, relacionado con la posibilidad de que los niños(as) puedan “olvidar” la situación de agresión sexual vivenciada. En este sentido, es preciso aclarar que generalmente las terapias reparatorias o especializadas que se realizan en estos casos no apuntan a la negación de la experiencia traumática, sino mas bien, como describí antes, a la re significación o elaboración de la misma.
Efectivamente, niños pequeños a lo largo del tiempo podrían tener más dificultad para rememorar la situación abusiva, pero ello no implica que ésta no pueda generar consecuencias en su desarrollo.









El rol de los padres claramente es primordial a la hora de apoyar a estos pequeños abusados. Es por eso que es de gran importancia saber cómo enfrentar y  apoyar a un niño/a cuando éste devela un abuso. ¿De qué manera – por lo tanto – se podría buscar la mejor manera de afrontar un ASI hacia un hijo/a?


En primer lugar, cuando los niños(as) nos entregan un relato o testimonio de situaciones abusivas que vivieron, es imprescindible que el adulto mantenga una “escucha activa” con su hijo o alumno (en caso de develarse en la escuela); si el niño(a) es capaz de detallarnos la vulneración e identificar al presunto agresor, no debemos sobre interrogarlos (es muy importante desarrollar preguntas abiertas, como por ejemplo “cuéntame más de eso” y no inductivas), sino mas bien, recoger esa información, registrarla y contenerlos (agradecerles por la valentía que tuvieron al contarlo y por confiar en nosotros) y protegerlos a través de actos como denunciar ante carabineros, PDI o Fiscalías Locales, separarlos del agresor(a) indicado en caso de que sea conocido o familiar y en ningún caso mostrar una actitud de molestia o duda ante el relato del niño; pues los encargados de esclarecer estas situaciones son los profesionales de los organismos de justicia.

Es importantísimo comprender que cuando los niños(as) son capaces de contarnos una situación como ésta, en muchos de los casos, se encuentran bajo manipulación del presunto agresor o con un conflicto de lealtades cuando estos son adultos con los que mantenían un vínculo previo; por ende, debemos entender que el acto de develar o romper el silencio ante estos hechos, puede implicarles un costo emocional y/o familiar a los niños(as), motivo por el cual la actitud que tengamos ante esta acción será crucial en la recuperación de los mismos.
Por último, es relevante indicar que en algunas ocasiones los niños(as) cuentan con bajo desarrollo de lenguaje y sólo nos entregan frases o indicaciones de hechos abusivos a través de lenguaje no verbal. En estos casos, si al adulto que recibe esta información no le quedan claros los dichos del niño(a), sería importante que de inmediato pudiera consultar con especialista para recibir orientación al respecto y ver qué acciones realizar.


El ASI es hoy un tema que cada día está siendo más develado por los pequeños. Ante ello la confianza que tengan los padres sobre sus hijos apoyará y ayudará a que éstos logren acercase y entregar detalles, muchas veces dolorosos, pero que claramente aportará información para poder llevar el caso ante la ley.
Como lo explicó la especialista, es de suma importancia tener presente que en caso de verse              sobrepasados con la noticia que el pequeño le cuenta, acercase de inmediato a con algún especialista que pueda orientar y apoyar en una etapa difícil como familia, pero que con amor, confianza y comunicación podrán enfrentar de la mejor manera.







Alejandra I. Bustos Andrade
Encargada Comunicaciones

CESANA

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