BIENVENIDA PRIMAVERA!!!
Pamela Franco - Psicóloga Cesana
Los días comienzan a ser más cálidos
y largos, los cielos más azules y brillantes, los desnudos árboles comienzan a
vestirse de colores, el aire se vuelve perfumado y la gente sencillamente
parece andar más alegre y con más energía… ¡ha llegado la esperada primavera!
A la gran mayoría de las personas,
los fríos, cortos y oscuros días de invierno, afectan su estado de ánimo,
sintiendo menos energía y por ende menos ganas de trabajar y salir.
En un intento por estudiar la influencia del
invierno en el estado de ánimo de las personas, los investigadores se han
centrado en las diferencias de la luz solar, debido a la baja cantidad e
intensidad de luz solar a la que estamos expuestos en invierno. En nuestro
cerebro tenemos un “reloj biológico interno” que regula nuestros ritmos circadianos (ciclos de día y
noche). Este reloj responde a los cambios en las estaciones, particularmente
por sus diferencias en cuanto al largo del día. Aparentemente, nuestro estado
de ánimo es determinado en cierta parte por la cantidad de luz brillante a la
que estamos expuestos durante el día. Ella entra por nuestros ojos
incrementando la producción de una sustancia llamada serotonina, un neurotransmisor de nuestro cerebro cuya disminución
se asocia a los síntomas de la depresión.
Durante la noche, la melatonina, una sustancia que nos pone
somnolientos, es producida por una glándula en nuestro cerebro llamada glándula pineal. Esta producción se
detiene cuando la luz solar entra por nuestros ojos en la mañana, pero en los
días de invierno la cantidad de luz es menor a la del verano; por lo tanto, la
sensación de somnolencia y flojera queda con nosotros por más tiempo.
Durante miles de años, el ciclo de la vida humana giraba alrededor del
ciclo diario de la luz y la oscuridad. Estábamos alerta cuando el sol estaba
presente; dormíamos cuando nuestro mundo estaba en oscuridad. La relativamente
reciente introducción de la electricidad nos ha aliviado de la necesidad de
estar activo sólo en las horas con luz de día, pero puede ser que nuestros
relojes internos todavía estén diciéndole a nuestros cuerpos que duerman cuando
los días se acortan. Esto choca con nuestra actividad cotidiana, la que ya no
cambia de acuerdo a las estaciones.
Sin embargo, hay personas que
necesitan aún más luz que otras, debido a que uno de los componentes de su
reloj biológico o de la recepción de la luz solar presenta alguna dificultad,
por lo que en invierno, sus cambios en el estado de ánimo son más intensos y
severos y para ellos sí que la primavera
representa realmente un giro de 180° en su estado de ánimo y vitalidad. Existe
un síndrome llamado “Trastorno del Animo
Estacional”, este es un subtipo de depresión que se caracteriza por que los
síntomas comienzan a aparecer en otoño o principios de invierno y desaparecen
totalmente en primavera. Las personas que sufren de este trastorno presentan
los mismos síntomas que las personas con una depresión normal: estado de ánimo
triste y decaído, irritabilidad, reducido interés en actividades que antes eran
de su agrado, disminución del contacto con los otros, disminución de la
concentración, energía y mayor fatiga.
Se suman otros síntomas que son
específicos de éste síndrome: aumento
considerable del dormir y del apetito (específicamente por carbohidratos y
dulces) y debido a éste último, aumento de peso.
Es extremadamente raro encontrar
personas con este trastorno que vivan cerca de la línea del ecuador, donde los
días son largos y con luz extremadamente brillante. Este trastorno afecta a las
personas en los extremos del hemisferio norte y sur, siendo la población
chilena por tanto particularmente vulnerable. No existen estudios que indiquen
su porcentaje de incidencia en Chile, sin embargo, en países del Norte de
Europa su incidencia puede llegar a ser del 10%.
No obstante, no
toda persona que tiene una dificultad en algún componente de su reloj biológico
desarrolla este trastorno. A sus causas se suman también indicadores biológicos,
genéticos y psicológicos asociados a la depresión tradicional. Es por esto que
si bien algunos países han instaurado la terapia de luz (con lámparas de luz
muy brillante que imita la luz solar) para tratar a las personas que sufren el
trastorno, esta es un complemento al tratamiento psicológico y psiquiátrico.
A quienes
sufren este trastorno cada invierno se recomienda para el próximo invierno
aprovechar lo más posible la luz solar durante el invierno, realizar
actividades al aire libre, mantener las cortinas abiertas durante el día,
pintar las paredes interiores de colores pálidos que reflejen la luz del exterior;
evitar el estrés, ejercitarse y comer
bien (tratar de balancear el antojo por carbohidratos aumentando el consumo de
frutas y verduras).
Por otro lado,
aunque a algunos les parezca muy extraño, existe una versión mucho menos común
del Trastorno del Ánimo Estacional, donde quienes lo sufren experimentan
síntomas de depresión en el verano, los que desaparecen en otoño. Este
trastorno presenta la misma sintomatología depresiva común mencionada antes,
pero en este caso se acompaña de agitación, mayor irritación insomnio y
disminución del apetito. Esta versión “al revés” del trastorno ha sido muy poco
estudiada y sus principales razones se desconocen. Algunos investigadores
piensan que las personas vulnerables a este trastorno podrían padecer una
dificultad en su reloj biológico al revés a la antes descrita, donde los días
más largos presentan una dificultad para sus ciclos biológicos al encontrarse
desalineados. Por otro lado, otros creen que la variable luz no sería la
protagonista, sino que serían las altas temperaturas. Las personas vulnerables
a sufrir este síndrome son particularmente sensibles al calor. Si bien a todos
nos produce incomodidad las altas temperaturas cuando son excesivas, a ellos
aun cuando no son muy altas, les afecta su estado de ánimo de manera
significativa. Además a estas causas relacionadas con el tiempo de la estación,
se les suman los cambios en los horarios del día a día, la rutina cambia, los
hábitos alimenticios y del dormir varían, y aparecen problemas relacionados con
la imagen corporal. Éste último es especialmente importante en los
adolescentes, etapa en que su autoestima se relaciona fuertemente con su imagen
corporal, y el aumento de las temperaturas lleva al uso de menos ropa y las
reuniones giran en torno a las piscinas y playas.
Si los síntomas
son importantes, es necesario buscar ayuda psicológica. Como recomendación, la
realización de ejercicio como se mencionó anteriormente tiene un efecto
transversal para combatir la sintomatología depresiva, es necesario integrarlo
a la rutina diaria a lo largo del año, y sin abusar de él y de las dietas como
suele ocurrir en esta época del año, esto sólo genera más frustración y
ansiedad. Para combatir la luz y altas temperaturas: duerma con cortinas black-out o anteojeras, abrir ventanas durante la noche
para enfriar la casa y utilizar ventiladores. Lentes de sol en el exterior e
hidratado. Realice actividades con sus familiares y amigos, pero sin descuidar
las horas de sueño como suele ocurrir cuando las noches son más cortas y nos
tentamos a quedarnos hasta más tarde.
Volviendo
a la Primavera, relacionada con la creatividad, optimismo y renovación, podemos
decir que esta época se vuelve el mejor aliado del año para sentirnos felices y
energéticos. Sin embargo otros investigadores postulan que la luz y la
temperatura son sólo 2 factores dentro de muchos otros: el olor fragante, el
paisaje verde y colorido, el canto de las aves, el usar menos ropa y menos
densa nos hace sentir más libres y ligeros. En general hay una sensación
post-invierno de estar “despertando”, la energía nos lleva a realizar más
actividades, ordenamos aspectos de nuestras vidas y nos ponemos metas, creemos
más en nosotros mismos, nos dan ganas de contactarnos con la naturaleza,
queremos salir a pasear en bicicleta o subir cerros, nos volvemos más
artísticos y contactados con nuestros sentimientos, empezamos a hacer más ejercicio,
en parte porque nos queremos ver mejor y porque nos sentimos mejor. Por lo
tanto, ¿recomendación? ¡Aprovechar! Aproveche de esta energía y buen ánimo que
comienza a sentir, realice esa actividad que tenía pendiente y deseaba hacer,
aproveche de la creatividad y la fluidez de ideas, y por sobre todo: APROVECHE DE LAS ACTIVIDADES AL AIRE LIBRE. Las investigaciones muestran que el
estar afuera es un importante mediador del efecto de la luz y temperatura en el
estado de ánimo y pensamiento creativo, es decir, no basta por sí solo que los días sean más iluminados y cálidos, hay
que salir a disfrutarlos. Organice paseos con su familia, acérquese a la
naturaleza, vaya a plazas y parques, si tiene patio aproveche para comer con su
familia al aire libre, organice un picnic, hagan deportes y juegos al aire
libre, salgan a pasear en bicicleta, vayan al zoológico. Aunque sean unos
minutos cada día… ¡Aproveche!
Pamela Franco
Magíster (c) Psicología Clínica
Psicóloga Cesana
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