lunes, 28 de octubre de 2013



BIENVENIDA PRIMAVERA!!!



Pamela Franco - Psicóloga Cesana


Los días comienzan a ser más cálidos y largos, los cielos más azules y brillantes, los desnudos árboles comienzan a vestirse de colores, el aire se vuelve perfumado y la gente sencillamente parece andar más alegre y con más energía… ¡ha llegado la esperada primavera!
A la gran mayoría de las personas, los fríos, cortos y oscuros días de invierno, afectan su estado de ánimo, sintiendo menos energía y por ende menos ganas de trabajar y salir.
 En un intento por estudiar la influencia del invierno en el estado de ánimo de las personas, los investigadores se han centrado en las diferencias de la luz solar, debido a la baja cantidad e intensidad de luz solar a la que estamos expuestos en invierno. En nuestro cerebro tenemos un “reloj biológico interno” que regula nuestros ritmos circadianos (ciclos de día y noche). Este reloj responde a los cambios en las estaciones, particularmente por sus diferencias en cuanto al largo del día. Aparentemente, nuestro estado de ánimo es determinado en cierta parte por la cantidad de luz brillante a la que estamos expuestos durante el día. Ella entra por nuestros ojos incrementando la producción de una sustancia llamada serotonina, un neurotransmisor de nuestro cerebro cuya disminución se asocia a los síntomas de la depresión.
Durante la noche, la melatonina, una sustancia que nos pone somnolientos, es producida por una glándula en nuestro cerebro llamada glándula pineal. Esta producción se detiene cuando la luz solar entra por nuestros ojos en la mañana, pero en los días de invierno la cantidad de luz es menor a la del verano; por lo tanto, la sensación de somnolencia y flojera queda con nosotros por más tiempo.
  Durante miles de años, el ciclo de la vida humana giraba alrededor del ciclo diario de la luz y la oscuridad. Estábamos alerta cuando el sol estaba presente; dormíamos cuando nuestro mundo estaba en oscuridad. La relativamente reciente introducción de la electricidad nos ha aliviado de la necesidad de estar activo sólo en las horas con luz de día, pero puede ser que nuestros relojes internos todavía estén diciéndole a nuestros cuerpos que duerman cuando los días se acortan. Esto choca con nuestra actividad cotidiana, la que ya no cambia de acuerdo a las estaciones.  
Sin embargo, hay personas que necesitan aún más luz que otras, debido a que uno de los componentes de su reloj biológico o de la recepción de la luz solar presenta alguna dificultad, por lo que en invierno, sus cambios en el estado de ánimo son más intensos y severos  y para ellos sí que la primavera representa realmente un giro de 180° en su estado de ánimo y vitalidad. Existe un síndrome llamado “Trastorno del Animo Estacional”, este es un subtipo de depresión que se caracteriza por que los síntomas comienzan a aparecer en otoño o principios de invierno y desaparecen totalmente en primavera. Las personas que sufren de este trastorno presentan los mismos síntomas que las personas con una depresión normal: estado de ánimo triste y decaído, irritabilidad, reducido interés en actividades que antes eran de su agrado, disminución del contacto con los otros, disminución de la concentración, energía y  mayor fatiga.
Se suman otros síntomas que son específicos de éste síndrome: aumento considerable del dormir y del apetito (específicamente por carbohidratos y dulces) y debido a éste último, aumento de peso.

Es extremadamente raro encontrar personas con este trastorno que vivan cerca de la línea del ecuador, donde los días son largos y con luz extremadamente brillante. Este trastorno afecta a las personas en los extremos del hemisferio norte y sur, siendo la población chilena por tanto particularmente vulnerable. No existen estudios que indiquen su porcentaje de incidencia en Chile, sin embargo, en países del Norte de Europa su incidencia puede llegar a ser del 10%.
No obstante, no toda persona que tiene una dificultad en algún componente de su reloj biológico desarrolla este trastorno. A sus causas se suman también indicadores biológicos, genéticos y psicológicos asociados a la depresión tradicional. Es por esto que si bien algunos países han instaurado la terapia de luz (con lámparas de luz muy brillante que imita la luz solar) para tratar a las personas que sufren el trastorno, esta es un complemento al tratamiento psicológico y psiquiátrico.
A quienes sufren este trastorno cada invierno se recomienda para el próximo invierno aprovechar lo más posible la luz solar durante el invierno, realizar actividades al aire libre, mantener las cortinas abiertas durante el día, pintar las paredes interiores de colores pálidos que reflejen la luz del exterior; evitar el estrés, ejercitarse  y comer bien (tratar de balancear el antojo por carbohidratos aumentando el consumo de frutas y verduras).
Por otro lado, aunque a algunos les parezca muy extraño, existe una versión mucho menos común del Trastorno del Ánimo Estacional, donde quienes lo sufren experimentan síntomas de depresión en el verano, los que desaparecen en otoño. Este trastorno presenta la misma sintomatología depresiva común mencionada antes, pero en este caso se acompaña de agitación, mayor irritación insomnio y disminución del apetito. Esta versión “al revés” del trastorno ha sido muy poco estudiada y sus principales razones se desconocen. Algunos investigadores piensan que las personas vulnerables a este trastorno podrían padecer una dificultad en su reloj biológico al revés a la antes descrita, donde los días más largos presentan una dificultad para sus ciclos biológicos al encontrarse desalineados. Por otro lado, otros creen que la variable luz no sería la protagonista, sino que serían las altas temperaturas. Las personas vulnerables a sufrir este síndrome son particularmente sensibles al calor. Si bien a todos nos produce incomodidad las altas temperaturas cuando son excesivas, a ellos aun cuando no son muy altas, les afecta su estado de ánimo de manera significativa. Además a estas causas relacionadas con el tiempo de la estación, se les suman los cambios en los horarios del día a día, la rutina cambia, los hábitos alimenticios y del dormir varían, y aparecen problemas relacionados con la imagen corporal. Éste último es especialmente importante en los adolescentes, etapa en que su autoestima se relaciona fuertemente con su imagen corporal, y el aumento de las temperaturas lleva al uso de menos ropa y las reuniones giran en torno a las piscinas y playas.
Si los síntomas son importantes, es necesario buscar ayuda psicológica. Como recomendación, la realización de ejercicio como se mencionó anteriormente tiene un efecto transversal para combatir la sintomatología depresiva, es necesario integrarlo a la rutina diaria a lo largo del año, y sin abusar de él y de las dietas como suele ocurrir en esta época del año, esto sólo genera más frustración y ansiedad. Para combatir la luz y altas temperaturas: duerma con cortinas black-out o  anteojeras, abrir ventanas durante la noche para enfriar la casa y utilizar ventiladores. Lentes de sol en el exterior e hidratado. Realice actividades con sus familiares y amigos, pero sin descuidar las horas de sueño como suele ocurrir cuando las noches son más cortas y nos tentamos a quedarnos hasta más tarde.
                Volviendo a la Primavera, relacionada con la creatividad, optimismo y renovación, podemos decir que esta época se vuelve el mejor aliado del año para sentirnos felices y energéticos. Sin embargo otros investigadores postulan que la luz y la temperatura son sólo 2 factores dentro de muchos otros: el olor fragante, el paisaje verde y colorido, el canto de las aves, el usar menos ropa y menos densa nos hace sentir más libres y ligeros. En general hay una sensación post-invierno de estar “despertando”, la energía nos lleva a realizar más actividades, ordenamos aspectos de nuestras vidas y nos ponemos metas, creemos más en nosotros mismos, nos dan ganas de contactarnos con la naturaleza, queremos salir a pasear en bicicleta o subir cerros, nos volvemos más artísticos y contactados con nuestros sentimientos, empezamos a hacer más ejercicio, en parte porque nos queremos ver mejor y porque nos sentimos mejor. Por lo tanto, ¿recomendación? ¡Aprovechar! Aproveche de esta energía y buen ánimo que comienza a sentir, realice esa actividad que tenía pendiente y deseaba hacer, aproveche de la creatividad y la fluidez de ideas, y por sobre todo: APROVECHE DE LAS ACTIVIDADES AL AIRE LIBRE. Las investigaciones muestran que el estar afuera es un importante mediador del efecto de la luz y temperatura en el estado de ánimo y pensamiento creativo, es decir, no basta por sí solo que los días sean más iluminados y cálidos, hay que salir a disfrutarlos. Organice paseos con su familia, acérquese a la naturaleza, vaya a plazas y parques, si tiene patio aproveche para comer con su familia al aire libre, organice un picnic, hagan deportes y juegos al aire libre, salgan a pasear en bicicleta, vayan al zoológico. Aunque sean unos minutos cada día… ¡Aproveche! 

Pamela Franco

Magíster (c) Psicología Clínica
Psicóloga Cesana

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